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Mantis religiosa (Mantis religiosa)

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La mantis religiosa debe su nombre a sus prominentes patas delanteras, que están dobladas y juntas en un ángulo que recuerda a la posición de oración. Mantis hace referencia al género mantis, al que solo pertenecen ciertas especies de mantis religiosa.

Es un insecto de tamaño mediano de aproximadamente 4 a 6 c.m., con un tórax largo y unas antenas delgadas. Tiene dos grandes ojos compuestos y tres ojos sencillos entre ellos. La cabeza puede girar hasta 180º. Sus patas delanteras, que mantiene recogidas ante la cabeza, están provistas de espinas para sujetar a sus presas.

Son animales solitarios excepto en la época de reproducción. Puede ser de color verde o pardo con distintos matices. El color del adulto lo determina el del medio en el que habita durante su última muda (por ejemplo, amarillo, si se trata de paja seca, o verde, si es hierba fresca). Es el único animal conocido que cuenta con un único oído, y lo tiene localizado en el tórax.

Alcanzan un año de vida, durante el cual mudan seis veces antes de convertirse en adulto. Para mudar se suspenden de una rama, se desprenden de la vieja muda y salen por la parte anterior de la última cutícula .

Este insecto no es venenoso. Utiliza sus fuertes patas delanteras para atrapar a sus presas y devorarlas vivas. Caza al acecho, permanece inmóvil con las patas delanteras juntas (por lo que parece que está rezando), a la espera de que una presa se acerque. Cuando otro insecto se posa junto a ella, lo observa girando la cabeza (las mantis gozan de muy buena vista) y lanzándose al ataque de inmediato. Hay un tipo de arte marcial inspirado en su forma de atacar. Sus patas delanteras sujetan a la víctima y la mantis comienza a alimentarse de ella inmediatamente, incluso si su presa sigue luchando para escapar. La rapidez de sus patas delanteras es tal que puede atrapar moscas en vuelo. Las presas pueden ser devoradas en parte o en su totalidad, y dejan únicamente como restos del festín patas, alas o élitros, que la mantis escrupulosamente deja caer al suelo. Suele alimentarse de polillas, grillos, saltamontes, moscas y otros insectos, aunque también es capaz de cazar ranas, lagartijas y pequeños ratones.

En la época de apareamiento la hembra segrega feromonas, con lo que atrae al macho, y es el único momento en el que los machos y hembras se reúnen. Durante este periodo las hembras se vuelven muy agresivas y, en ocasiones, acaban por comerse a su compañero durante o después del apareamiento, empezando por la cabeza, y evitando dañar las zonas del sistema nervioso encargadas de la reproducción. La cópula dura unas dos horas. 

La puesta de los huevos se hace en otoño y los huevos eclosionan en primavera. Pone sus huevos en montoncitos espumosos (ootecas), que ata a las ramitas. La espuma se endurece pronto y protege los huevos hasta que se abren. Cada saco puede albergar entre 200 y 300 huevos, pero sólo unos pocos sobreviven ya que entre ellos impera el canibalismo juvenil, perecen los que tardan en escapar de sus hermanos, disminuyendo la tasa de supervivencia.

La relación entre la mantis religiosa y el hombre ha sido un tanto contradictoria ya que, por un lado, ha despertado la curiosidad y la admiración, y por otro suscita la desconfianza y el miedo. En general en España la cultura popular equivocadamente presenta a la mantis religiosa como un animal peligroso y venenoso a pesar de ser totalmente inofensivo y beneficioso para el hombre, pues devora gran cantidad de otros insectos. En algunos municipios la mantis religiosa recibe nombres vernáculos como "muerte" o "caballito del diablo", que revelan esa concepción negativa. Contrastan estas denominaciones con las de "religiosa", del nombre científico y común, y la de "santateresa", que hacen alusión a esa posición en la que parece que se encuentra rezando cuando acecha a sus presas.

El hecho de ser un gran predador de otros invertebrados como saltamontes hace que se la considere como especie muy beneficiosa. Igualmente, su belleza y su agresividad parecen generar una especial atracción en muchas personas. Encontrar sus puestas se considera un buen augurio en algunas zonas.






El primer pinchón del palomar de Vellosillo

Los Templarios

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La relación de los Templarios con esta zona de Segovia no fue muy directa.
 
Fiesta de los Fueros 2.013. Sepúlveda. Pregón de los Templarios
Cuando la zona de Sepúlveda estaba en plena repoblación, con el fuero de Fernando VI recién confirmado,  el Papa  predicaba la conquista de los Santos Lugares en Palestina. Era el año 1.094, Se movilizó un ejército, con el ideal de la guerra santa, liderado por  nobles, sobre todo franceses y alemanes, que fue nutriéndose, de caballeros, soldados y numerosa población, hasta transformarse casi en un fenómeno de migración masiva de europeos al Oriente Medio. Fue lo que se llamó la Primera Cruzada.

Los cruzados, unos 30.000 o 35.000,  se apoderaron de la zona costera de lo que ahora es Turquía, Siria, Líbano e Israel,  y finalmente conquistaron Jerusalén en 1.099.  Se crearon unos dominios cristianos en esa zona de Oriente Próximo llamados los  “Estados Latinos de Oriente”. Entre ellos el "Reino de Jerusalén", un nuevo estado cristiano que ocupaba buena parte del actual Israel, Líbano y Jordania, bajo permanente amenaza de los musulmanes.

Estados Latinos de Oriente
Algunos de los caballeros que participaron en esa Primera Cruzada no volvieron después a Europa, sino que  decidieron quedarse en Jerusalén permanentemente. Nueve de ellos, todos nobles franceses, fundaron una orden militar-religiosa, e hicieron los votos tradicionales de pobreza, castidad y obediencia, más un cuarto, el de defender Tierra Santa y proteger de los musulmanes a los peregrinos cristianos europeos que iban a visitar los Santos Lugares.

En 1118, Balduino I el nuevo rey cristiano de Jerusalén, concedió a esos caballeros por su ayuda ciertos derechos y privilegios,  entre ellos un alojamiento en su propio palacio, que no era otro que  la mezquita de Al-Aqsa, ubicada en lo que ahora se llama Explanada de las Mezquitas, lo que queda del antiguo Templo de Salomón.

explanada de las Mezquitas en Jerusalen, restos del Antiguo Templo de Salomón
en primer termino la mezquita de Al-Aqsa, al fondo la cupula de la Roca.

Y cuando Balduino abandonó la mezquita, al fijar su residencia en la Torre de David (una ciudadela de la Ciudad Vieja de Jerusalén), todas las instalaciones del Templo pasaron a esos caballeros, que de esta manera adquirieron, no solo su cuartel general, sino su nombre: Los Pobres Caballeros del Temple (templo en francés),  o Templarios.
El Sicillum o sello del Temple. dos caballeros
comparten un caballo, en señal de pobreza

estandarte de los caballeros templarios, con el Beaussant o cruz templaria

El rey Balduino se ocupó de escribir cartas a los reyes y príncipes de Europa,   y al Papa, a fin de que prestaran ayuda a la recién nacida Orden, la cual  fue reconocida por la Iglesia en 1129. Se redactó su regla de forma minuciosa: desde la forma de ayunar hasta la de llevar el peinado, pasando por rezos, oraciones e incluso armamento. La regla era similar a la  de los monjes cistercienses más el componente militar.
Tras recibir la regla, cinco de los nueve caballeros fundadores del Temple, encabezados por su maestre Hugo de Payens,  viajaron por Francia primero y por el resto de Europa después, con el objeto de recoger donaciones y alistar caballeros en sus filas. En este periplo consiguieron reclutar en poco tiempo a unos trescientos caballeros, además de escuderos, hombres de armas y pajes.

Los templarios recibieron el apoyo decidido de la Cristiandad y sobre 1.137 consiguieron grandes privilegios. Sólo estaban sujetos a la autoridad directa del Papa. Nadie les podía juzgar,  y se les otorgó el poder de recaudar bienes y dinero de variadas formas. Tenían el derecho sobre las conquistas en Tierra Santa y atribuciones para construir fortalezas e iglesias propias.

caballero templario. dibujo medieval.

Hacia 1.170, unos cincuenta años después de su fundación, los caballeros de la Orden del Temple extendían ya sus dominios por tierras de las actuales Francia, Alemania, Reino Unido, España y Portugal.

Los Templarios recibieron enormes donaciones de la nobleza y el clero europeo:  edificios, parcelas, tierras, títulos, derechos, porcentajes en bienes, e incluso pueblos y villas enteras con los derechos y aranceles que sobre ellas caían. Muchos nobles europeos confiaron en ellos como guardianes de sus riquezas e incluso muchos templarios fueron tesoreros reales, como en el caso del reino francés

Cien años más tarde de su fundación sobre 1220, eran la organización militar y económica más grande de Occidente, con más de 9.000 encomiendas o feudos repartidos por toda Europa, unos 30.000 caballeros y sargentos (más los siervos, escuderos, artesanos, campesinos, etc.), más de 50 castillos y fortalezas en Europa y Oriente Próximo, y una flota anclada en sus puertos propios de Marsella y La Rochelle...

Los templarios administraron sus bienes de forma muy eficaz. Sus propiedades o encomiendas en Europa, situadas en general a un día de marcha entre si, funcionaban como feudos, cuyos señores, pertenecían la Orden. A partir de estas encomiendas formaron una red de comercio muy activo en Europa y el Mediterráneo, gracias a la flota de la que disponían,  llegando a competir con los mercaderes italianos de Génova y Venecia.

Se convirtieron junto con los judíos, en los primeros banqueros desde la caída de Roma. Aplicando intereses menos usurarios que los ofrecidos por los mercaderes judíos. Fueron prestamistas de los reyes cristianos occidentales, sobre todo de Francia. Crearon libros de cuentas, la contabilidad moderna, los pagarés e incluso la primera letra de cambio, a fin de facilitar los pagos sin dinero en metálico.

El objetivo principal de toda esta actividad económica fue el de aprovisionar y mantener un gran ejército permanente en Tierra Santa perfectamente equipado.

castillo del Krak de los Caballeros.  Jordania. Construido por las ordenes militares.
La orden del Temple no fue la única que se creó en Oriente Próximo, del mismo tipo se crearon también en la época  los Caballeros Hospitalarios y los Caballeros del Santo Sepulcro. También la Orden de los Caballeros Teutónicos formada por alemanes. Pero ninguna de ellas alcanzó el poder que la del Temple.

Los Templarios tuvieron una destacada participación en la Segunda Cruzada que se convocó ante la presión islámica sobre los Estados Latinos de Oriente. Pero las derrotas ante Saladino, sultán de Egipto y Siria, les hicieron retroceder.

imperio de Saladino

Los caballeros del Temple llevaban un equipo nada adecuado para el desierto. Consistía en una cota de malla de hierro sobre base de cuero, que les llegaba hasta las rodillas. Incluida una capucha. Así como una coraza en la espalda. Además llevaban unas perneras y calzas de cota de malla. Sobre ello llevaban el yelmo cerrado y una túnica de color blanco, sobre la que flotaba una capa blanca con  la roja cruz del Temple.

Iban armados con un escudo elíptico de madera y hierro, una lanza de unos 4 m. de longitud, una maza turca de plomo y hierro, una espada larga de doble filo y una daga.
Cada caballero llevaba un séquito de dos o tres personas que se ocupaban del perfecto estado de su equipo o de su alimentación o de su caballo.

caballeros templarios en una imagen de la película "El reino de los Cielos"
Ridley Scott. 2005
En  1.187, en el desfiladero conocido como Cuernos de Hattin (Galilea. Israel), el ejército cruzado, formado principalmente por contingentes templarios y hospitalarios, agotado por la sed y el calor,  sufrió una derrota decisiva a manos de Saladino, Después de aquello, los árabes tomaron la ciudad de Jerusalén ese mismo año y acabaron con el reino cristiano creado un siglo antes. La ciudad fue evacuada aunque se logró un acuerdo para que los peregrinos cristianos pudieran visitar la zona.

toma de Jerusalén por los árabes en 1.187
"el Reino de los Cielos" Ridley Scott 2.005

Los templarios se vieron obligados entonces a trasladar sus cuarteles generales a la fortaleza cruzada de San Juan de Acre (bahía de Haifa. Israel), junto con otras dos órdenes monástico-militares: los hospitalarios y los caballeros teutónicos.
En 1.291 se produjo la Caída de Acre, lo que fue el fin de la presencia cruzada en Oriente Próximo, pero no el de la Orden Templaria, que mudó nuevamente su cuartel general a Chipre,  isla que compraron al rey ingles, Ricardo Corazón de León. 

interior de la fortaleza de San Juan de Acre. en Israel
sede de los templarios.

Con este fracaso y la pérdida de las últimas posesiones cristianas de Oriente, la Orden de los Templarios fue perdiendo su autoridad moral y su razón de ser en la Europa cristiana. Su enorme poder económico quedó en el punto de mira de los reyes endeudados con ellos. y comenzaron a aparecer las primeras acusaciones contra sus miembros. Como se ha demostrado recientemente, todo fue instigado por el rey francés Felipe IV con el fin de apoderarse de sus riquezas y liquidar así las deudas que había contraído con ellos la corona de Francia. Actitud que se extendió después a otro países.
 
El Papa Clemente V cedió a las presiones del rey francés. Los Templarios fueron acusados y condenados por blasfemia, traición, herejía, sodomía, idolatría y desobediencia a la curia romana, lo que culminó en 1307 con la detención de 20.000 templarios, entre ellos el gran Maestre Jacques de Molay, así como la confiscación de todos sus bienes. No solo en Francia sino en toda la Cristiandad. Algunos de ellos al parecer huyeron y se refugiaron en Escocia.
Jacques de Molay, el último maestre de la orden del Temple
En los años posteriores se sucedieron los interrogatorios, las confesiones bajo tortura y las retractaciones que serían tomadas durante el juicio celebrado en el Concilio de Vienne, de 1311. Allí, el papa suprimió la Orden del Temple y otorgó sus posesiones a los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, quienes a su vez entregaron a Felipe IV buena parte del botín.
"... Hace poco, Nos, hemos suprimido definitivamente y perpetuamente la Orden de la Caballería del Templo de Jerusalén a causa de los abominables, incluso impronunciables, hechos de su Maestre, hermanos y otras personas de la Orden en todas partes del mundo... Con la aprobación del sacro concilio, Nos, abolimos la constitución de la Orden, su hábito y nombre, no sin amargura en el corazón…” Clemente V. Concilio de Vienne.1311

A los máximos dirigentes del Temple se les reservó un juicio más severo: en marzo de 1314, todos ellos fueron quemados en la hoguera por la Inquisición, frente a la catedral de Nôtre Dame en París. 

ejecución de los dirigentes de la Orden del Temple
En 2.007 los responsables de los Archivos Secretos del Vaticano publicaron el documento “Processus contra Templarios”, obra de investigación  sobre los documentos que sirvieron de base a la condena de los Templarios, que fueron descubiertos en 2.001. En ellos se constata que el Papa Clemente V, conocía la falsedad de las acusaciones y que las confesiones fueron conseguidas bajo torturas. Aún así el Papa apoyó el proceso y martirio de los Templarios considerándolo un “sacrificio”, para evitar un cisma en la Iglesia, dada su debilidad en la época, ante el rey de Francia.

Respecto a España, en 1.134, el rey Alfonso I de Aragón, llegó a legar en su testamento todo su reino a las Ordenes de los templarios y los hospitalarios. Lógicamente la nobleza y los herederos de la casa real aragonesa se negaron a cumplirlo y tras negociaciones, los templarios finalmente aceptaron extensas posesiones en la Corona de Aragón, así como ciertos privilegios.

Participaron en la Reconquista contra los árabes, obteniendo por ejemplo un tercio de las ciudades de Barcelona, Valencia y Palma de Mallorca. Así como amplios señoríos en Lérida, Teruel, Tortosa etc.

castillo templario de Monzón. Huesca.
En Castilla,  los templarios tuvieron menos desarrollo que en Aragón.  Participaron en la batalla de las Navas de Tolosa en 1.212 y colaboraron en la conquista de Murcia en 1.265, como recompensa se les entregó Fregenal de la Sierra, Jerez de los Caballeros y los castillos de Murcia y Caravaca.
La orden templaria en Castilla, ayudó además en la repoblación de colonos en las zonas conquistadas del Duero y el Tajo, lo que hicieron edificando muchas ermitas e iglesias. Sin embargo no obtuvieron señoríos en esta zona por el tipo de conquista y repoblación cristiana al sur del Duero, que dio lugar a la creación de Comunidades de Villa y Tierra, donde los territorios eran gestionados por los Concejos correspondientes, no por nobles.

En España, el castigo contra los templarios no fue tan severo. Sus miembros fueron absueltos. Tanto  la Corona de Aragón como Castilla mantenían su propia cruzada contra los árabes y surgieron entonces varias órdenes militares que tomaron el relevo a la disuelta, como las de Santiago, Montesa, Calatrava o Alcántara a las que se concedió la custodia de los bienes requisados.

El largo tiempo transcurrido y los traumáticos sucesos que produjeron los cambios en sus propiedades, al quedar proscritos por la Iglesia, hacen difícil identificar, sobre todo en Castilla, los edificios construidos por los templarios.

Una  excepción podría ser la iglesia de la Vera Cruz de Segovia, que se cree construida por ellos. Efectivamente, su diseño y distribución es muy distinto a las iglesias románicas de la época. La planta es similar a la  de edificios orientales como  la mezquita de la Cúpula de la Roca de Jerusalén. Se trata de una iglesia de base poligonal de 12 lados con una extraña sala en el centro, en torno a la cual se desarrolla una nave circular. 

interior de la iglesia de la Vera Cruz.



planta de la iglesia de la Vera Cruz, en Segovia
en verde la torre y un abside añadido siglos después.
Hay un texto en latín, que aparece grabado en una piedra a la entrada de la iglesia:
“Los fundadores de este templo sean colocados en la sede celestial, y los que se extraviaron les acompañen en la misma. Dedicación de la iglesia del Santo Sepulcro. En los Idus de abril, era de 1246 “

puerta de la iglesia de la Vera Cruz. Segovia
Que al parecer, sugiere que la iglesia pudo ser construida por otra Orden también de Tierra Santa, los Caballeros del Santo Sepulcro, aunque de algún modo ligados a los Templarios (que en principio serían los que se “extraviaron”.). También pudo haberse construido por los templarios y la inscripción corresponde ya a una época posterior con otros propietarios.


Respecto a Sepúlveda, se dice que hubo un convento templario en la Villa, que sin embargo no ha podido ser localizado.
 
El rastro de los templarios se diluye a partir de la fecha de la supresión de la Orden en 1311. Sin embargo, la persecución que sufrieron,  su repentino y trágico final, las inmensas riquezas y  poder que acumularon, y también su relación con Oriente mantienen sobre ellos un velo de misterio y leyendas que todavía perdura.

Leyendas alimentadas por los herméticos ritos de los hermanos de la Orden, mitad monjes, mitad soldados, por su romántica actuación en Tierra Santa, por los tesoros ocultos que pondrían a salvo, y también por sus supuestos conocimientos de la cultura oriental esotérica, extraña en Europa, como la Cábala hebrea, o por los signos secretos grabados en las piedras de sus construcciones, similares a los símbolos masónicos de los constructores medievales, con los que tuvieron una estrecha relación.


marca de cantero en una iglesia medieval

Se habla también de la conexión entre la primitiva masonería y los templarios, ambos perseguidos por la Iglesia,  a través del llamado antiguo rito escocés, al ser Escocia uno de los lugares donde se refugiaron.

En la actualidad, hay más de 400 asociaciones relacionadas de algún modo con los templarios, algunas son sectas, otras sociedades secretas, aunque en general son asociaciones inocuas, que mantienen ciertos ritos semimedievales y que buscan huir del materialismo moderno con una mentalidad idealista y caballeresca.












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El Convento de la Hoz

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En la parte final del Cañón del Duratón, los meandros y las hoces que ha labrado el río en la roca caliza son cada vez más pronunciados, cerrados y profundos.  Desde lo alto de los acantilados, el visitante queda en suspenso al menos un momento, al contemplar el espectáculo de las curvas paredes de casi 100 metros de altura surgiendo del agua. 

Es un lugar desértico y si el día está calmado el silencio es total, sólo a veces interrumpido por el graznido de alguna bandada de grajinas, cuyo sonido devuelve el eco en las altas paredes de piedra. Algún buitre planea, intemporal como las piedras grises, las sabinas y las plantas aromáticas que cubren la lastra.


No es extraño así que en este sitio remoto, solitario y grandioso se establecieran ermitaños y monjes, alejados del mundo y dedicados a la meditación  O también que algunos lo utilizaran para ocultarse en sus numerosas cavernas durante las persecuciones religiosas.

Convento de Nª Sra de la Hoz.

Hoy,  el fondo del Cañón aquí normalmente está cubierto de agua, de pared a pared. Las choperas, los antiguos senderos de pastores, quizás alguna huerta, o la entrada de una cueva...todo quedó anegado y desapareció con la construcción de la presa de Burgomillodo en 1.929. El cañón corta en dos el paisaje, imposible de atravesar o recorrerlo a no ser en las pequeñas canoas de remo que se alquilan a los turistas en el cercano pueblo de Sebúlcor.

La curva de los meandros del rio es tan pronunciada que se forman estrechas penínsulas cortadas a plomo hasta el agua. En el extremo de dos de ellas, se pueden ver hoy las ruinas de dos construcciones de aspecto tan natural como el paisaje: La Ermita de San Frutos y el Convento de la Hoz.



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situacion de San Frutos (arriba) y Nª Sra de la Hoz

”El sitio es muy .herido por lo natural ; pues está en una profundidad no ponderable, y concavidad indecible, bien apartado de poblaciones porque el más inmediato pueblo dista quasi una legua del Convento. Está casi aislado por las aguas que le cercan : Son muchas las nieblas que le ofuscan,  y á cada paso las piedras se desgajan; porque es una especie de piedras deleznables , sin aquella liga , o virtud, .que se advierte en otras fuera de este lugar ; porque las desunen las muchas lluvias, los calores del verano y los yelos del invierno.”..Fray Felipe Vazquez. 1786.

El franciscano Felipe Vazquez escribió la historia del Convento de la Hoz, investigó  todo lo que había y echó por tierra con gran sentido común, muchas de las leyendas que se contaban hasta entonces. Faltaban datos de los oscuros tiempos romanos y visigodos, pero Fray Felipe pudo reconstruir razonablemente la historia.

En ella habla de la persecución romana a los cristianos, en el siglo tres y como les obligaron a “huir a los montes  y a ocultarse en  grutas y cavernas. Un primer mártir de esa época fue San Pantaleón que sería venerado después en la zona del Cañón.

Siguieron después las invasiones bárbaras y en el siglo VI, los godos  de fe arriana persiguieron igualmente a los cristianos. El Cañon se uso de nuevo como lugar de refugio “aunque en lugar ninguno se hallaban seguros los católicos del cuchillo, porque desentrañaban los perseguidores la tierra buscándoles para quitarles la vida en sus cavernas” Lugares como la Cueva de los Siete Altares, y muchas otras abundantes en el Cañón, fueron utilizadas
 
Cueva de los Siete Altares. junto al puente de Villaseca
Cueva del Batán

Anteriormente se había fundado la orden de los Benedictinos en Italia y se extendió por toda Europa, la regla prescribía orar 7 veces al día y realizar un duro trabajo artesanal o agrícola. "Ora et labora".

El segoviano San Frutos, y sus hermanos Valentín y Engracia, sobre el año 690, abandonaron sus riquezas y se retiraron a “un desierto peñascoso en la ribera septentrional del rio Duratón”, y aún viviendo separados en cuevas buscando la soledad, acudían regularmente al convento de Nª Sra. de los Ángeles de la Hoz, habitado ya por monjes benedictinos., que estaba “distante de su habitación media legua”. Allí imitaban las virtudes de los monjes y prestaban obediencia a su abad.

Sigue Felipe Vazquez, “Los padres benedictinos poseyeron la Casa y Monasterio (de la Hoz), mucho antes de la general destrucción de España (711), y entonces dichos monjes la desampararon y los Moros la destruyeron y robaron, y estuvo así cuatrocientos años.”  

Al morir San Frutos y en el mismo lugar donde vivíó apartado, se creó un ermita de cuya suerte en época del islam nada se sabe. Valentin y Engracia padecieron martirio a manos de los moros. Estos hermanos contaban igualmente con ermitas también veneradas en la zona del Cañón.

sepulcro tallado en la roca, en el cañón del Duratón.
Tras varios siglos llegó la reconquista. Fernán Gonzalez entró en Sepulveda en el 940 pero la perdió de nuevo a manos de Almanzor en el 984. “Murió el conde Fernán González de pesadumbre por haber las medias lunas africanas vuelto a apoderarse de Sepúlveda. Estuvo Sepúlveda y gran parte de sus tierras en poder de los bárbaros hasta el mil y catorce en que se restauró la Villa por segunda vez por el conde D. Sancho”.

Alfonso VI en 1076 entregó el Priorato, ermita o Monasterio que hubiera en el lugar de  San Frutos (no se conoce) junto con la tierras que le correspondían,  a D. Fortunio, el abad de Santo Domingo de Silos. Para el deslinde de estas tierras anejas reunió a los 26 “primeros pobladores” de Sepúlveda, posibles notables de la zona, cuyos nombres y origen escribe seguidamente en el documento que se conserva. Conocemos por ello que en ese año existían Duruelo, Mansilla, Santiuste y  Valdesaz.

Don Fortunio construyó una nueva iglesia en el lugar de San Frutos, la que vemos hoy,  que en el 1.100 estaba concluida.

Monasterio de San Frutos
acceso al monasterio de San Frutos
1231 fue el año en que tras más de cuatro siglos deshabitado, se reconstruyó también el convento de Nª Sra. de los Ángeles de la Hoz y fue entregado esta vez a la orden de los franciscanos.

Según Felipe Vazquez sobre 1.790 “En esa pequeña lengua de tierra existía, una hermosa capilla o iglesia muy acomodada con dos naves, coro muy bueno, sacristía suficiente, .. Y para sus capellanes, pobres de solemnidad, una clausura, y convento, con todas las oficinas, claustro alto, y bajo, tránsitos y dormitorios, y en suma no se echa de menos cosa alguna que tenga el mejor Convento de esta Provincia, y que pertenezca para una comunidad de Veinte y ocho religiosos, o treinta que suelen habitarle .../... Para obsequiar a los huéspedes devotos, hay también una capacísima Casa, y plazuela, y es una admiración del ingenio, ver como en tan pequeño campo se ha hecho para todo esto lugar.”


 
Convento Nª Sra de la Hoz
El convento está en el fondo del Cañón, en el extremo de una península, sus paredes se elevan junto a enormes peñascos que las superan con mucho en altura.

Así en 1.492, un desprendimiento de rocas o “terremoto” arrasó el convento excepto la iglesia, donde se encontraban los monjes. La reina Isabel I sufragó las obras necesarias para reconstruirlo. Se conserva su escudo de armas grabado en las viejas paredes. Isabel visitó  y permaneció varias veces en el convento de la Hoz, donde al parecer, incluso tenía habitación propia.

Felipe II después construiría la pequeña plaza y la Hospedería o casa de huéspedes. Lo que hizo demoliendo parte de las peñas más cercanas. evitando de este modo el peligro de nuevos desprendimientos. Hay una inscripción en el convento que lo conmemora: “El católico Felipe segundo rey de las Españas vino aquí año 1565 y dio limosna para esta plazuela y para toda la obra nueva de esta Casa.”.

Se estableció en 1.587 un patronato  en apoyo económico del convento por miembros de la familia sepulvedana de los Gonzalez de Proaño. El cual continúo con sus sucesores,  los Arteche, y los Lara, hasta la desamortización.

Casa del Moro. Sepulveda.
Escudo de los González de Proaño
En 1680 en el convento de la Hoz se creó el primer colegio de Misioneros de España aunque se trasladó en pocos años a Sahagún por falta de espacio.

El convento siguió con su actividad  contemplativa  junto al rio, con sus huertas en la ribera. Hasta que llegó la desamortización de 1.835 y entonces los franciscanos lo abandonaron. Al parecer después quedó allí una familia de guardas hasta entrado el siglo XX.

Los objetos valiosos del Convento corrieron distinta suerte. Así, la imagen de la Virgen de los Ángeles de la Hoz fue llevada a la iglesia de los Santos Justo y Pastor de Sepúlveda. Un órgano barroco fue adquirido por la iglesia de Fuentepiñel. Un retablo pasó a la iglesia de San Pedro de Gaíllos, otros retablos pasaron a la iglesia de Sebúlcor, y una colección de pinturas del siglo XV traídas de Roma, pasaron a  manos privadas.

Actualmente el convento se encuentra en estado de ruina avanzada. Solo queda en pie la fachada sur del monasterio, con tres arcos, y las ventanas de las celdas de los monjes, así como los restos de otras dependencias. Existen escudos e inscripciones en los muros que si nadie lo remedia, poco a poco irán despareciendo. En Sebulcor existe una Asociacion de Amigos del Convento de la Hoz que ha conseguido recientemente que este sea declarado Bien de Interés Cultural y cuyo link me permito incluir aquí.

En 1929 se construyó la presa de Burgomillodo y en 1953 se amplió .Su destino era la explotación hidroeléctrica. Es una presa que embalsa 14 hectometros cúbicos con  114 metros de anchura y una altura de 34 metros. La presa es el límite Oeste  del llamado Parque Natural de las Hoces del Río Duratón.
 
presa de Burgomillodo
Después de esa construcción, el agua invadió el fondo del Cañón del Duratón hasta cerca del llamado puente de Villaseca. De modo que en este punto termina el recorrido de unos ocho kilómetros que se puede hacer a pie desde Sepúlveda río abajo. Ya que a partir de allí el fondo del cañón está anegado hasta la presa.

El Convento de la Hoz, con la construcción de la presa en 1.929, perdió los dos accesos habituales que tenía, uno por el oeste, llamado "Portillo de las Tres Cruces", y el otro por sur, llamado "Portillo de Pedraza" y otro más dificultoso y menos utilizado conocido como "camino de Sepúlveda". Es de suponer que su abandono definitivo por los guardas y consiguiente ruina se produjo entonces.
 
Restos del Convento de nª Sra de la Hoz
En la actualidad el acceso se debe realizar por barca a excepción de aquellas épocas del año en las que el nivel del pantano permite pasar por tierra.




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A vista de paloma

Rehabilitación de los muros de la Iglesia y la Cruz

Milano real (Milvus Milvus)

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El milano real tiene el privilegio de ser la más elegante de nuestras rapaces y una de las aves más características de nuestra fauna. Su área de distribución cubre la mitad de Europa y sectores de Africa del Norte, pero no se encuentra en ninguna otra parte del mundo. El milano real se encuentra catalogado en España “en peligro de extinción”. Su población está estimada en unas 2200 parejas reproductoras, descendiendo preocupantemente desde las 10000 parejas estimadas en 1977. 

Sus principales amenazas son la ingesta de cebos envenenados, raticidas, pesticidas, la caza ilegal, electrocución y choques con tendidos eléctricos, muertes en parques eólicos, pérdida del hábitat, molestias en época de cría, expolio de huevos y crías, cambios en usos agrícolas y ganaderos, desaparición de muladares y las interacciones con otras especies, que pueden desplazarlo.

Existe una parte de la población sedentaria y otra migratoria. Los primeros ejemplares migratorios llegan en septiembre, aunque la máxima afluencia ocurre entre octubre y noviembre, alcanzando el máximo en enero. Las principales regiones de concentración de milanos son Aragón, Navarra, Castilla León, Extremadura y algunas partes de Andalucía occidental. La población europea está estimada en 19000 - 24000 parejas. En los últimos años ha presentado oscilaciones de población considerables, junto con el milano negro (Milvus migrans), con quien comparte hábitats.

Siendo una de las aves rapaces diurnas más fáciles de diferenciar por su color rojizo, su cola en horquilla muy pronunciada y sus marcas subalares blancas, es una de las rapaces preferidas entre aquellos que se inician en la observación de aves. Su vuelo es armonioso y elegante, generalmente planeando en grandes círculos y frecuentemente en pareja. Al aproximarse la noche se reúnen en colonias dentro de zonas arboladas.

Es un ave grande que oscila entre los 65cm hasta casi dos metros de envergadura, y entre 780 y 1100 g de peso. Se distingue del milano negro en su coloración mucho más clara y su cola más ahorquillada.

Se alimenta de conejos, liebres, pequeños mamíferos, pájaros e invertebrados, incluyendo aves de corral. Puede carroñear no siendo difícil verlos alimentarse de animales atropellados en las carreteras, especialmente en invierno cuando su población aumenta notablemente con los invernantes del norte y centro de Europa, especialmente de Alemania, Francia y Suecia. Habitualmente caza en terrenos despejados, próximos a las zonas arboladas donde anida.

El milano elige su pareja durante la primavera, en un cortejo que incluye acrobacias aéreas con picados y persecuciones. Tras este asombroso cortejo anidan en grupo en los árboles, donde establecen el nido a una altura de más de 10 metros, en la horquilla de dos ramas. El nido está formado por ramas, hierba y lana de oveja. Las puestas son en primavera, estando compuestas de entre 1 y 3 huevos, que eclosionan en 28 a 30 días; los pollos alimentados por ambos padres, dejan el nido después de unos 50 a 55 días. La incubación la hace la hembra, que es sustituida por el macho durante los periodos en los que ésta debe alimentarse.







La nieve llega a Vellosillo


Alvar Rodriguez de Vellosillo, un caso de resistencia antiseñorial en Castilla

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Hace unas semanas un grupo numeroso de Vellosillo asistimos entusiasmados a la visita teatralizada que han denominado "Sepúlveda entre luces y sombras". La historiadora Ana Herrero, creadora de "Sepúlveda Viva", la empresa que con gran éxito y notoriedad está organizando estas visitas en las que se da a conocer la historia de la villa, es una lectora de este blog y nos ha enviado un relato sobre un hecho histórico protagonizado por un vecino de Vellosillo en el siglo XV, que ha servido de inspiración en algunas escenas de su espectaculo. Después de seis años como directora del Museo de los Fueros y “a pesar de lo arriesgado que resulta ahora emprender una aventura”, ella creyó que “había llegado el momento” de dar el paso. “Me gusta la historia y el teatro, y además me quiero quedar a vivir en Sepúlveda, así que me lancé”, explica. Ideó a doña María, una mujer de principios del siglo XX consagrada a investigar la historia local que, con pasión, se esmera en narrar sus hallazgos a los visitantes. Ataviada a la usanza de la época, con falda larga estampada, blusa de gasa y sombrero canotier, doña María aparece a cada rato durante una visita teatralizada, intercalando sus representaciones con la narración de la guía. “Visitas teatralizadas ya se realizan en muchos lugares, la novedad de Sepúlveda es que aquí una empresa privada asume el riesgo”, señala Herrero. De momento, la experiencia de este verano ha resultado positiva




Alvar Rodriguez de Vellosillo y la defensa de Sepúlveda contra Don Juan Pacheco en 1472. Un caso de resistencia antiseñorial en Castilla.

Desde que el fuero de Sepúlveda fuera confirmado por Alfonso VI, en 1076, Sepúlveda y su Tierra, es decir la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda pasaron a ser una villa de realengo, es decir, una villa cuyas gentes dependían y rendían vasallaje únicamente al rey, no a señores intermedios. (Es decir nunca será un señorío, sino una villa de realengo, y su tierra por ende también).

A lo largo de los siglos XIV y XV en diversas ocasiones defendió esta postura frente a frente a los diferentes Reyes de la Casa de los Trastamara que intentaron imponer un régimen señorial. En 1472 tiene lugar un hecho muy significativo, el rey Enrique IV (hermano de la princesa Isabel, futura Reina Católica) accede a las peticiones de Don Juan Pacheco, Marqués de Villena y valido del rey y le dona la Villa y la Tierra de Sepúlveda. 

Los sepulvedanos se niegan y no dejan entrar en la villa ni al rey ni a Pacheco, que inmediatamente, sitia y deja rodeada Sepúlveda. 

Ante esta situación Sepúlveda va a buscar ayuda, entre diferentes nobles de la zona, pero también a los príncipes Don Fernando y Doña Isabel, quienes enviarán a sus tropas además de enviar una carta en la que apoyaban la defensa de Sepúlveda. 


En cuanto a Alvar Rodirguez de Vellosillo

Existe un documento, un pleito de 1549, (el pleito es por parte de los Vellosillo residentes en Ayllón que querían que les reconocieran la hidalguía y aludían a sus antepasados y a los hechos de Sepúlveda como fieles servidores de los reyes) 

Además en documento se alude a todo lo que le sucedió a Álvar Rodríguez de Vellosillo. Este caudillo era Señor de Vellosillo, en estos momentos “aldea” (así lo indican). Acudió a Sepúlveda con sus gentes y se quedó dentro de la Villa para defenderla. A consecuencia el rey Enrique IV mandó que se le quitaran sus tierras, y Pacheco mandó quemar la casa solar de los Vellosillo y derribarla por el pie, que era de cal y canto….

Álvar Rodríguez de Vellosillo era “hidalgo de los más escogidos e buenos e aquella tierra, que tenía su residencia en una casa torreada del cercano lugar de Vellosillo. Llevando consigo muchos hijos, parientes y escuderos, se entró dentro de los muros de la villa y junto con otros muchos hijosdalgo que con el se juntaron, se dispuso a defenderá contra Pacheco. 

En el documento de 1549, se indica que Álvar Rodríguez de Vellosillo, había muerto dos o tres años después del suceso, entre 1474 y 1475. A su muerte fue enterrado en el Santuario de la Virgen de la Peña de Sepúlveda, en su capilla mayor, en un sepulcro colocado sobre unos canes de piedra, que no se conservan hoy. 

Álvar Rodríguez de Vellosillo, aparece por primera vez en la documentación en 1447, y de nuevo en 1450, y en 1452 (en una sentencia sobre un pleito entre Fuentidueña y Sepúlveda), y en varios documentos relacionados con pleitos y cuestiones varias sobe tierras de diferentes lugares de la Comunidad de Villa y Tierra, pues era un gran propietario agrario. 

Fue regidor de Sepúlveda merced que le fue hecha por la renuncia de vara de Don André González Payán, en 1479 , a partir de ahí aparece como mediador en documentación que tiene que ver sobre pleitos relativos a Sepúlveda. 

El linaje de los Vellosillo era uno de los más antiguos de Sepúlveda remontándose hasta la conquista de la Villa en el Siglo XI. En Vellosillo tenían un castillejo o una casa fuerte, que aún se veía en 1550. Álvar Rodríguez de Vellosillo debió ser muy estimado en la Villa. Se casó con Do.ña Catalina Álvarez de Peñaranda, también de noble familia, y consta que tuvieron muchos hijos. 


Fuente: Texto publicado en el Libro Sepúlveda en la Historia. Sepúlveda 2011. Dr. Alfonso de Ceballos-Escalera Gila. Catedrático de la Universidad Técnica de Lisboa. Cronista de Armas de Castilla y León







Destino Vellosillo, por David Martin

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Llegar al pueblo era una auténtica odisea. No teníamos coche y siempre habíamos de viajar con alguno de mis tíos. Dos de mis hermanas, mi madre, mis tíos y yo. Total: seis personas en un coche viejo pero resistente que olía a cuero y a gasolina. No había asientos adaptados para menores y no había radio; sólo contábamos con 120 kilómetros por delante a través de una carretera de doble sentido, la mayor parte de ella en pésimo estado. Baches, adelantamientos complicados y decenas de camiones dificultaban la travesía hacia nuestro destino. No recuerdo en qué punto kilométrico comenzaba a vomitar ni en cuál terminaba de hacerlo al no tener ya nada más en mi interior que expulsar por mi boca, bajo la cual siempre había una bolsa de plástico presta para recoger todo lo que tarde o temprano vomitaría. Sin embargo, recuerdo perfectamente el limón que me daba mi madre para que chupara y aliviar así mi malestar estomacal en esos interminables viajes.

De todos modos, y a pesar de todo ese sufrimiento, éste merecía la pena, ya que al final de aquella odisea aguardaba mi Ítaca particular, donde disfrutaría de los casi tres meses de vacaciones que tenía por aquel entonces. Pasado el último obstáculo montañoso de la travesía, la denominada sierra pobre de Madrid, llegábamos en poco tiempo al pueblo de Cerezo de Abajo, atravesado el cual tomábamos la carretera que conducía a Cantalejo y, a pocos kilómetros del desvío de Cerezo y a mano derecha, ya podía distinguir mi pueblo sobre el cerro en el que se halla enclavado. El lugar en el que nacieron mi madre, sus hermanos, mi abuelo y otros tantos antepasados me esperaba desde su envidiable atalaya.

Después, un nuevo desvío, el de Perorrubio, pedanía que atravesábamos y que distaba apenas dos kilómetros de Vellosillo, mi pueblo. Recuerdo cómo el coche de turno rugía y sufría en aquel último repecho que conducía a la entrada de Vellosillo. Girábamos a la derecha y nos encaminábamos por la calle Real, que en aquel entonces aún no tenía colocada la placa de su nombre, a la casa de mis abuelos. En mi recuerdo siempre aparece un tractor que se cruza con nosotros levantando una nube de polvo. En mi recuero, sonrío al bajar del coche, me dirijo corriendo a una puerta que permanece permanente abierta, entro, paso al patio, penetro en la cuadra y cojo mi pequeña bicicleta verde y salgo a la calle donde paso todo el tiempo recorriendo todos los rincones de ese enorme universo lleno de misterios que representaba para el niño que yo era ese diminuto pueblo llamado Vellosillo.

Casi tres meses después, llegaba un triste, gris y húmedo día de Septiembre en el que debíamos retornar a Madrid. No lo podía evitar, no lo quería evitar. Lloraba. Con lágrimas en los ojos, volvía a subir en el entrañable coche de alguno de mis tíos y me despedía mentalmente de cada uno de los pequeños tesoros de mi adorada Ítaca particular prometiendo regresar en menos de un año. Horas más tarde, al distinguir los primeros edificios de mi isla de Elba, Madrid, volvía a sonreír: ya quedaba menos para volver a mi patria, mi destierro no sería eterno y mi regreso sólo era cuestión de tiempo, volvería a Vellosillo, siempre regresaría a Vellosillo.




Los invasores

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Realmente no sabías cuándo habían aparecido ni quiénes eran, pero acababas acostumbrándote a su presencia. Lo que sí conocías era la razón por la que estaban allí: las chicas del pueblo. Solían venir en grupos más o menos numerosos, pedaleando en bicicleta, caminando largas horas, en los coches de sus padres o sobre rugientes motos como jinetes de un apocalipsis que no acababa de arribar. Sus ropajes cambiaban según la época, de los pantalones de campana, gafas de sol enormes y jerseys anudados a la cintura pasaron a los vaqueros ajustados, camisetas de acid house y gafas de sol de fiestero. Sus peinados, gustos musicales y aficiones también variaron, pero algunos les seguíamos observando con cierta desconfianza.

Cuando pienso en esos visitantes, no puedo evitar acordarme de la canción de “Los Toreros Muertos”, “Los niños de colores”:

“Lo estábamos pasando tan bien 
en aquella fiesta en el chalet. 
Éramos el centro de atención, 
éramos los hijos del director. 
La pista era nuestra y también la despensa. 
Hasta que entraron por la puerta los niños de colores...”

Y así ocurría, venían de otros pueblos vecinos, Sepúlveda -la legión de Las Lanzas-, Duruelo -los chicos de las motos-, o Sotillo -la horda de los futbolistas-, y se hacían rápidamente con el pueblo. Daba igual de dónde procedieran, se llevaban a las chicas, nos ganaban al frontón, salvo al Rey, claro, y yo seguía sin comprender cuál era su secreto, ese encanto especial que les hacía atractivos hasta decir basta.

Después de mucho pensar, tras haber madurado, lo justo, claro, y con la experiencia que otorgan las diferentes experiencias vividas a lo largo de los años, creo que el secreto de aquellos invasores residía fundamentalmente en proceder de otros lugares, en aportar algo nuevo a un lugar donde ya todo estaba muy visto y vivido y en dotar de frescura a un lugar o a una estructura social que, de otra manera, se hubiese tornado un tanto rancia.

Ahora ya no hay invasores como los de antes. Ahora ya no sufrimos invasiones de “chicos de colores con chaquetas azules”, pero quizá vuelvan. Nunca se sabe.




Escarabajo (Coleoptera)

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Los coleópteros son un orden de insectos con unas 375.000 especies descritas; tiene tantas especies como las plantas vasculares o los hongos y 66 veces más especies que los mamíferos. Contiene más especies que cualquier otro orden en todo el reino animal, seguido por los lepidópteros (mariposas y polillas), himenópteros (abejas, avispas y hormigas) y dípteros (moscas, mosquitos).

El nombre vulgar de escarabajos se usa como sinónimo de coleópteros, pero muchos tienen nombres comunes propios, como gorgojos, carcomas, barrenillos, mariquitas, sanjuaneros, aceiteros, cucarrones (en Colombia), ciervos voladores, luciérnagas, congorochos (en Venezuela), caculos (en Puerto Rico), etc.

Los coleópteros presentan una enorme diversidad morfológica y ocupan virtualmente cualquier hábitat, incluidos los de agua dulce, aunque su presencia en ambientes marinos es mínima. La mayoría de los coleópteros son fitófagos, y muchas especies pueden constituir plagas de los cultivos, siendo las larvas las que causan la mayor parte de los daños agrícolas y forestales.

Los coleópteros tiene las piezas bucales de tipo masticador, y las alas delanteras (primer par de alas) transformadas en duros escudos, llamados élitros, que forman una armadura que protege la parte posterior del tórax, incluido el segundo par de alas, y el abdomen. Los élitros no se usan para el vuelo, pero deben (en la mayoría de las especies) ser levantadas para poder usar las alas traseras. Cuando se posan, las alas traseras se guardan debajo de los élitros. La mayoría de los coleópteros pueden volar, pero pocos alcanzan la destreza de otros grupos, como por ejemplo las moscas, y muchas especies vuelan sólo si es imprescindible. Algunos tienen los élitros soldados y las alas posteriores atrofiadas, lo que les inhabilita para volar.

Los coleópteros son insectos holometábolos o endopterigotos, ya que sufren una metamorfosis completa con estados de larva, pupa e imago (adulto) netamente diferenciados. La larva normalmente sufre muchas mudas. Las larvas de los coleópteros no presentan nunca rastro de alas o genitalia, ojos compuestos, ni más de un simple segmento tarsal, y raramente más de 4 artejos antenales. Las larvas del último estadio buscan un lugar apropiado para pupar. Las pupas son muy poco móviles o totalmente inmóviles; algunas especies construyen capullos de materiales diversos y/o celdas en el mismo sustrato donde ha crecido la larva (por ejemplo, dentro de madera). Después de la metamorfosis emerge el imago (adulto) que sólo tendrá que endurecer la cutícula y buscar pareja.

Los coleópteros se reproducen casi siempre de manera sexual; la partenogénesis es excepcional. Las hembras liberan feromona o emiten sonidos para atraer los machos. Después de un breve cortejo, en general no muy sofisticado, se produce el apareamiento en que el macho se sube sobre el dorso de la hembra. Después, la hembra busca un sustrato adecuado para depositar los huevos y lo prepara para que las futuras larvas encuentren las mejores condiciones para su desarrollo.

Las larvas de los coleópteros utilizan virtualmente cualquier sustrato como alimento; son muy frecuentes las larvas fitófagas que se desarrollan y se alimentan encima o dentro de productos vegetales (hojas, raíces, madera, etc.); un caso notable es el de algunos coleópteros coprófagos, en que el adulto hace una pelota de excrementos, excava un nido subterráneo y deposita los huevos; los coleópteros necrófagos de la familia Silphidae buscan cadáveres de pequeños animales, los entierran y hacen la puesta. Hay larvas depredadoras muy activas, como las de los carábidos. Son numerosos los casos de vigilancia y cuidado de las larvas.

En la foto tenemos el conocido escarabajo de la patata (Leptinotarsa decemlineata), de unos de 10 x 6 mm, tiene un cuerpo robusto, ovalado, fuertemente convexo y endurecido. Se distingue fácilmente por su color pardo amarillento sobre el que destacan 5 bandas longitudinales negruzcas en cada élitro; tiene además una docena de pequeñas manchas negras en la parte superior de la cabeza y tórax y otras pardo oscuras o negras en los extremos de las patas.





Mariquita (Coccinellidae)

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A mucha gente le gustan las mariquitas por su color y sus puntos negros. Sin embargo, a los agricultores les gustan por su apetito. La mayoría de las mariquitas comen con voracidad insectos que se alimentan de plantas, como los pulgones, por lo que ayudan a proteger las cosechas. Las mariquitas dejan cientos de huevos en las colonias de pulgones y otros insectos parecidos. Cuando eclosionan, las larvas comienzan a alimentarse rápidamente. Hacia el final de su vida (entre tres y seis semanas) han podido consumir 5.000 pulgones. Las mariquitas son muy apreciadas ya que son depredadoras naturales de los áfidos (pulgones), cocos, pulgas, ácaros y cochinilla, que son plagas para la agricultura. Una mariquita adulta se estima que puede consumir más de mil de estos animales durante el verano y si tenemos en cuenta que una hembra puede tener más de un millón de crías nos daremos cuenta de por qué son considerados como insecticidas naturales. En muchos lugares del mundo se utilizan para lo que se conoce como control biológico de las plagas; es decir, estas eliminan los animales perjudiciales para la agricultura utilizando sus enemigos naturales, en lugar de utilizar productos químicos.

Los coccinélidos (Coccinellidae) son una familia de insectos coleópteros de la superfamilia Cucujoidea. Reciben diferentes nombres vulgares según el lugar. Los coccinélidos se encuentran por todo el mundo, con más de 4500 especies descritas, son cosmopolitas. Habitan sobre las hojas de diferentes especies vegetales donde encuentran su alimento.

Son insectos pequeños, con un tamaño reducido que va de 5 a 8 milimetros. De forma redondeada u oval, brillantes, suelen ser de vivos colores, con manchas negras sobre un fondo naranja, amarillo o rojo, en forma de puntos o rayas (no es un caparazón sino gruesas alas transformadas, llamadas élitros, que protegen las alas funcionales para el vuelo, el segundo par). Algunas especies son peludas. Su cabeza, antenas y patas son negros. Las extremidades cortas. Dado que son útiles, coloridos e inofensivos para los humanos, son insectos vistos tradicionalmente con simpatía e incluso se les considera en algunos lugares signo de buena suerte, y que el matarlas se toma como un presagio de mala suerte.

Su colorido y sus puntos sirven para mantener alejados a los depredadores. Pueden segregar un fluido por las articulaciones de las patas de sabor muy desagradable. Su colorido puede servir de recordatorio para los animales que han tratado de comer mariquitas antes, parece decir “mi sabor es asqueroso”. Si una mariquita se siente amenazada puede hacerse la muerta y segregar esta desagradable sustancia para protegerse. Su depredador natural son los pájaros, pero su desagradable sabor las preserva de ser ingeridas.

Ponen los huevos de color amarillo uno por uno o colocados en grupos o ristras sobre las hojas. Después de una semana, de los huevos salen las larvas que tienen seis patas, y gran movilidad. Suelen ser espinosas o verrugosas, de color negro con minúsculas manchas blancas y anaranjadas, aunque hay una gran variedad en los colores según la especie. Estas larvas mudan tres veces antes de convertirse en pupas. Las pupas se adhieren a las hojas, tallos o rocas, y son de un color anaranjado y negro. Y pueden confundirse con excrementos de aves. De estas emerge un adulto de color amarillo sin tener aun definidos los colores característicos del adulto; pero los mismos aparecen en unas pocas horas.






Procesión en la Serna. año 1.352

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Cuando paseamos hoy por las ruinas de la iglesia de Santa María de la Serna que llamamos “la Iglesiona”, cuesta trabajo imaginarse que junto a ella existió un cementerio y una aldea que se llamaba la Serna de Vellosillo.

Ruinas de Santa Maria de la Serna, en primer término el rio Caslilla

La Iglesiona se construyó sobre el año 1.200 por los canteros del llamado “Taller del Duratón”, los que levantaron también otras iglesias rurales en las aldeas de esta zona de Segovia (como Perorrubio, Sotillo, Duratón, el Olmo, Santa Marta etc.). Lo cual se hizo sólo en el momento en que la amenaza árabe había cesado y la repoblación por colonos estaba avanzada.
Arco de la iglesia de Sotillo. Típico del Taller del Duratón
con influencia árabe.
La aldea de la Serna, sin embargo era muy anterior a 1.200. La palabra “serna” significa el terreno reservado al rey o a un noble. En esta tierra poco productiva de Castilla, las sernas solían ser las mejores tierras, fértiles, con agua y prados. En 1076, el rey Alfonso VI entregó al Concejo de Sepúlveda un enorme territorio o alfoz que llegaba hasta Buitrago para que lo gestionara con autonomía, y se formó la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda. Como era usual entonces, el rey se reservó sernas a la entrada de la Villa. Esto no lo hacía por su valor en sí, sino como una forma testimonial de remarcar su autoridad ante el Concejo. Pues en esa época, en Sepúlveda " toda la tierra debía ir a Concejo", excepto las sernas del rey.

Próximas a Sepúlveda se conocen dos sernas, la de Duraton (hoy habitada) y la de Vellosillo. Lo más probable es que las aldeas se crearon en esas sernas desde el principio, en el siglo X u XI. Por su proximidad a Sepúlveda y su fertilidad, también es posible que antes de su conquista por los cristianos en el 940, ya la zona de las sernas estuvieran pobladas por campesinos árabes que abastecían de cereales, hortalizas y carne a la aislada fortaleza mora de Sepúlveda. 

Investigadores como Carlos Sáez Sanchez, han estudiado los escasos documentos que quedan de la época medieval de la zona de Sepúlveda. Aproximadamente unos 200 escritos, que abarcan 4 siglos de Historia, fueron recopilados por Carlos Sáez en su obra "Colección Diplomática de Sepúlveda". En esos y otros estudios se indica que en 1.452 la aldea de La Serna de Vellosillo era considerada un barrio de Vellosillo. 

Vellosillo, en esa época de 1.452, no tenía iglesia ni cementerio y sus vecinos tenían que desplazarse al barrio de La Serna, situado a unos 2 km, para los actos religiosos, que eran muy importantes en la época. El motivo por el que que en Vellosillo no se construyera una iglesia románica, unido a la extraña forma urbanística del pueblo y otros indicios, se explican porque Vellosillo quizás tuvo al principio solo una función militar y no fue hasta bien pasado el año 1.200 cuando comenzó a habitarse por campesinos y se transformó en una aldea más, que finalmente tomó más importancia que La Serna.
ruinas de Santa Maria de la Serna

El documento conocido más antiguo que habla concretamente de la Serna y de Vellosillo, es un pergamino fechado el 11 de Mayo de 1.352 (o sea de 660 años de antigüedad ) escrito en castellano antiguo., que se encuentra en el Archivo Histórico Nacional y que fue transcrito por Carlos Sáez.

Se trata de una breve nota probablemente escrita por el cura de la Serna. Al parecer la gente no participaba mucho a las procesiones religiosas o actos comunitarios y el concejo del pueblo reunido en la iglesia de Santa María de la Serna (La Iglesiona), decide poner una pequeña multa a los que se queden en casa o trabajen esos días.

El documento nº 45 de la "Colección Diplomática" de Carlos Sáez, literalmente dice lo siguiente:



En el escrito, se habla de las multas que tiene que pagar el que no acuda a las diferentes procesiones y actividades que se hacían en el pueblo,. Las monedas que había entonces eran muy variables. Su cantidad de plata y por tanto su valor dependía mucho de los reyes de turno o de las zonas de Castilla. Con lo cual es difícil decir cuál era la equivalencia exacta por ejemplo entre un cornado y un maravedí.

cornado de 1.368 de Pedro I el Cruel.

Un cornado, que se llamaba así porque llevaba una imagen del rey coronado, era una moneda de muy escaso valor. En el siglo de Oro era corriente la expresión “no vale un cornado”. Una equivalencia entre las monedas aunque ya muy posterior podía ser la siguiente.


 
real de plata. Pedro I
Dinero de Alfonso XI
Respecto a los actos que nombran en el documento, se multa muy poco al que no salga con la cruz de la iglesia (en procesión), a la carrera (camino) de Tejares (¿).. Se sube la multa ya de forma considerable, como eran 5 maravedís para el que no vaya a las Rosuelas (¿) y el que no salga con la Cruz de San Pedro o se quede trabajando mientras dure la procesión. Parece que se refiere a las diferentes festividades del pueblo.

También se habla de lo que parece una comida comunitaria a escote, a la que es obligatorio asistir. El que no iba a la comida tenía que pagar igual.

Otro recorrido del que se habla es “al arroyo”, que podría ser el rio Caslilla u otro que hubiera al Oeste, en la zona del prado del Arroyar. Tambien hay una pequeña multa de dos cornados al que no fuera en procesión a Torrecilla (situada a 1,5 km de la Serna), multa que subía a 1 maravedí si el vecino no acompañaba hasta La Nava situada un kilómetro más lejos. Por último el que no volviera de la Nava con la procesión se le multaba bastante, hasta 5 maravedís. O sea, había que ir a La Nava si o si.

Al parecer las procesiones iban por el campo recorriendo las aldeas del valle del Caslilla (la Nava, Torrecilla..), pero no subían a Vellosillo. .

 
situacion de las aldeas del valle del Caslilla


La impresión es que no parece una sociedad muy tiránica, como la idea que tenemos de los campesinos en la época medieval. Muchos campesinos al parecer pasaban de ir a las procesiones o a otros actos cívicos, y preferían quedarse trabajando o en casa. 

Las aldeas tenían un pequeño concejo formado por personas elegidas por los vecinos. para asuntos menores como este. Cuando había asuntos más importantes, los diferentes concejos de las aldeas elevaban sus peticiones al ochavero correspondiente a cada territorio de Sepúlveda u ochavo (había 8), y eran estos ochaveros los que las presentaban y defendían ante el Concejo de Sepúlveda, que era el que decidía.

Aquí el pequeño concejo de la aldea trata de que todos participen en los actos locales imponiendo multas más bien bajas. ¿Porqué lo hacían?. El cura de Santa María de la Serna era el titular de la Iglesia de Santiago de Sepúlveda (reconvertida ahora en Centro de interpretación del Cañon del Duratón) y se tenía que trasladar a la Serna para las misas y actos. Sepúlveda como cabeza de la Comunidad debía de ser la que imponía una mayor concienciación religiosa y cívica a los aldeanos, gente esencialmente libre que disponía de sus tierras y que probablemente tenían otras preocupaciones.
 
cartel colocado por la Asociacion de Vellosillo
en la fachada de La Iglesiona, que durante un tiempo
fue utilizada como cementerio del pueblo

En la época del escrito, mayo de 1352, el rey de Castilla era Pedro I el Cruel, que contaba entonces con 18 años y gobernaba a través de su valido Juan Alfonso de Alburquerque , llamado “el del Ataúd”. Castilla se recuperaba de las grandes epidemias de peste negra que la habían asolado unos años antes. El rey Pedro se sentía fuerte e impuso su autoridad sobre la ambiciosa nobleza castellana, para lo cual se apoyó en las llamadas “ciudades” como Sepúlveda. No dudó en asesinar a muchos de sus opositores, quienes al final se unirían y acabarían con él en 1.369, tras una larga época de anarquía y guerras civiles.

Sin embargo estas intrigas y luchas entre magnates, no afectaban a los campesinos de lugares como la Serna o Vellosillo, al estar protegidos bajo la estructura de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda. El texto de Carlos Saez sugiere que la gente no vivía bajo amenaza, sino de forma pacífica, intentando mantener el espíritu cívico del pueblo, con preocupaciones no muy extremas.




UN BON WEEK-END

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El viernes es un gran día, aunque llueva, aunque truene, aunque haga un frío de mil demonios. A partir de una determinada hora, comienza el fin de semana y te puedes olvidar un par de días del trabajo, salvo que te toque trabajar el sábado o el domingo, claro. Yo me consideraba afortunado por un doble motivo: porque no laboraba los fines de semana y porque mi trabajo, pese a no entusiasmarme, me ofrecía una serie de alicientes que me hacían mucho más grata la jornada laboral. Uno de estos estímulos, el más atractivo sin duda, era ver día a día a la bella Martina.

Llegaba siempre tarde, pero perfecta, sin prisas, tranquila. Vestía elegante, falda recta hasta la rodilla, camisa de color claro y chaqueta a juego con la falda. Un par de zapatos de tacón, no demasiado alto, y unas medias de seda completaban su atuendo. Todo ello en el cuerpo de una mujer menuda, delgada, pero fibrosa, no esquelética, y de formas proporcionadas y muy sugerentes. Y para completar este conjunto idílico, un rostro seductor que te enamoraba gracias a la mirada profunda que te dedicaban sus hermosos ojos verdes y a los carnosos labios que dibujaban una perenne y enigmática sonrisa.

- ¿Qué vas a hacer este fin de semana?- me preguntó aquel viernes del mes de noviembre.

- Voy a ir a mi pueblo- repuse yo-. Ya sabes, aire limpio, silencio, paz, descanso, naturaleza y todas esas cosas. Y tú, ¿qué vas a hacer?

- No sé, ya lo pensaré. Supongo que quedarme aquí, en casa, tranquilamente. Además, parece que va a hacer frío y, como en casa, en ningún sitio.

- Oye, ¿y por qué no te vienes al pueblo conmigo? La casa tiene calefacción y podemos pasear e ir a tomar el aperitivo a algún pueblo chulo de la zona.

- No, mejor no. En otra ocasión, quizá.

La experiencia me ha ayudado a descodificar los mensajes en clave, así que supe traducir ese “en otra ocasión, quizá” como “never, never, never”. De cualquier manera, no me desanimé pues, ya en el momento de proponerle el plan, imaginé que la respuesta podría ser ésa u otra parecida como: “¡No puedo, qué lástima! Tengo el cumpleaños de mi madre y no puedo faltar!”, “¡Oh, qué pena! Mi hermana celebra su aniversario de boda y me ha pedido que me quede con los niños” o el clásico: “Me encantaría, pero no me encuentro muy bien (un “muy católica” encaja aquí también perfectamente) y necesito descansar en casa”.

Pensando en todas las excusas posibles que me podría haber dado la dulce Martina en lugar del escueto “No, mejor no. En otra ocasión, quizá”, llegué a mi acogedor lar, cogí la mochila que había preparado el día anterior y bajé con ella hasta el garaje. Dejé la maleta en el maletero y asenté mis posaderas sobre el asiento del piloto y, junto con el ansia que tenía por ir al pueblo, arranqué el coche e inicié el viaje.

Sin embargo, y a causa probablemente de mi ansia, que dirigía mis movimientos, ese fin de semana cometí, como aquéllos que ajusticiaron injustamente a Clint Eastwood en el clasicazo “Cometieron dos errores”, dos ídem: salir en hora punta y hacerlo con el depósito de gasolina en la reserva. Pronto fui consciente de ambas equivocaciones. En la primera gasolinera que localicé y con el coche agonizando, pues ya llevaba bastante tiempo en reserva, revitalicé a mi sediento bólido. Retorné a la vía saturada de vehículos como el mío. Avanzaba, paraba, miraba a derecha y a izquierda, rostros agotados, avanzaba, paraba, encendía la radio. “¡Oh, diablos!”, otro error, no había cogido la radio.

Así que ahí estábamos, mi coche, cientos de compañeros de la misma especie que yo y con el mismo propósito que yo en la misma vía atascada que yo, mi ansia, fiel compañera de viaje, un incipiente cabreo que, según avanzaban los kilómetros, amenazaba con tornarse en furia, y yo. Pero no todo dura eternamente en esta vida y, finalmente, pasadas dos horas de atasco inhumano y cuando apenas había recorrido un cuarto de mi camino, el tráfico se hizo más fluido y pude conducir a un velocidad normal para aquella vía, es decir, a unos 120 kilómetros por hora.

Yo conduzco tranquilo, sin prisas y normalmente por el carril de la derecha, pero, de vez en cuando, un camión o un vehículo hiperlento, me obliga a adelantar. Con cautela inicio el adelantamiento, pongo el intermitente, ¡ese gran desconocido!, aguardo a que un ansioso conductor me rebase a una velocidad que supera ampliamente los 150 kilómetros por hora, ubico mi bólido en el carril de la izquierda e inicio el adelantamiento, rebaso al camión que me frena y diviso a pocos metros otro vehículo de gran tonelaje. Como no hay ningún otro coche ansioso cerca de mi coche apremiándome a retomar el carril de los lentos, decido seguir por el carril de la izquierda hasta adelantar al otro camión. Detrás de éste, sufre otro vehículo. No pone el intermitente e interpreto que iniciará su adelantamiento cuando yo concluya el mío. ¡Error! Y ya he perdido la cuenta de ellos. Se me cruza sin advertírmelo y, tras jurar en arameo, mi ansia, mi fiel compañera de viaje, me calma y comienzo a reflexionar acerca de los intermitentes y del uso escaso o nulo que de ellos se hace. ¡Los intermitentes, esos grandes desconocidos! ¿Por qué no se celebra un día mundial de los intermitentes? Hay días mundiales de cualquier cosa: de los perros, de los gatos, de las peras de agua, de los mimos, de los emos, de los emo-mimos, etc., pero no los hay de los intermitentes.

Llego al pueblo después de tres horas y pico de insatisfacciones, adelantamientos más o menos satisfactorios, paradas y arranques, arranques y paradas y frustraciones varias, pero al menos ya estoy aquí. Hace un frío de muerte y la calle está oscura. Frente a la casa, veo un bulto, me acerco a él y distingo a un viejo labrador del pueblo que está fumando un cigarrillo. Viejo labrador y yo hablamos. Bueno, yo hablo y él escucha y monosilabea.

- Va a llover-suelta de repente.

- ¿Cómo lo sabes?-preguntó yo.

- Lo sé- responde seguro, al tiempo que las primeras gotas golpean mi rostro. Viejo labrador es más fiable que cualquier meteorólogo del mundo.

Me despido de viejo labrador y voy a la casa. Meto la llave por la cerradura. Intento abrirla. Sin éxito. Acompaño mis intentos con movimientos de manos, cintura, hombros y demás miembros de mi cuerpo para buscar el gesto preciso que pueda finalmente ayudarme a abrir la vieja puerta de madera. Creo que voy a llorar. No, me contengo. Lo intento otra vez. Otra vez fracaso. De repente, siento una presencia a mi espalda. Me vuelvo asustado. Iluminado por un relámpago, veo a viejo labrador. Grito asustado. Él me aparta de la puerta. Coge la llave con la mano y consigue, mediante un movimiento coordinado de pelvis, hombros y rodillas imposible de imitar, abrir la resistente puerta de la casa. Viejo labrador se da la vuelta y se despide con un lacónico “de nada”.

Yo, aún con el corazón a mil, entro en la lúgubre y gélida casa. Enciendo las luces, agua. Enciendo la calefacción, agua. Enciendo el agua, ni gota. Nada funciona. Regresan las ganas de llorar. Barajo diversas soluciones para mis problemas. Decido llorar primero y, después, solucionarlos. Tiritando a causa del frío polar que hace en la vivienda, consigo, con los dedos ateridos por éste, llamar por el móvil a mi padre.

Problema número 1: las luces. Respuesta de mi padre: “Tu abuelo es muy raro y, cuando se va de la casa, desenrosca todas las bombillas y las guarda en uno de los cajones del armario del comedor. Lo hace ayudado de una linterna de la que no se separa jamás”. Yo, sin linterna, pero ayudado por la tenue luz que emana de mi móvil, localizo las bombillas y las voy colocando cada una en su lugar. Problema de la luz resuelto.

Problema número 2: la calefacción. Respuesta de mi padre: “Se acabó el gasoil y aún no hemos encargado más. Tengo el número de teléfono del señor que lo trae, pero él no trabaja los fines de semana, así que tendrás que conformarte con el viejo radiador del baño. Es un infrarrojos, por lo que habrás de tener cuidado con él”. El infrarrojos y yo, pese a su peligrosidad, nos hicimos amigos, algo más que amigos. Si la dulce Martina me rechaza, quizá me case con él. Problema de la calefacción, resuelto. De aquella manera, mas resuelto.

Problema número 3: el agua. “¿Has abierto la llave del agua?”. Se me había olvidado. Soy un melón. Mi padre me lo recordó. Me recordó que debía abrir la llave del agua y que soy un melón. Sus palabras aún me emocionan: “¡Pues ábrela, melón!”. Problema del agua: resuelto.

Conseguí dormirme a duras penas, sumergido en un océano de mantas viejas. Me desperté al día siguiente con algo de frío. ¿Me atrevería a salir de la cama? Tenía que hacerlo para encender nuevamente el radiador. A la velocidad de la luz, emergí de las profundidades de la cama hasta arribar al infrarrojos, lo encendí y retorné a mi ínsula de calor. Pasada una hora, osé salir de la cama y vestirme. Acompañado por mi fiel compañero, recorrí las diferentes estancias de la casa que requerían mi presencia: cocina (desayuno), baño (aseo personal) y habitación (ponerme más ropa antes de salir a la calle).

Salgo a la calle, llueve a cántaros. Me asomo por el portalillo y veo a viejo labrador fumando bajo el balcón de la casa.

-Te dije que iba a llover.

- Lo sé- el laconismo imperante en el pueblo me ha calado

- Seguirá lloviendo todo el fin de semana.

- Eso parece.

- Y la semana que viene.

- Ya.

- Bueno, me vuelvo a casa.

- Hasta luego.

Pero no hubo luego. Ya no volví a ver a viejo labrador. Como él predijo, no paró de llover y lo hizo de una manera tan violenta que no permitía salir de casa, así que me quedé todo el fin de semana encerrado, abrazado al infrarrojos y leyendo periódicos y libros viejos, pues, ¡otro error!, me había olvidado en casa los libros que en aquel momento me entretenían. Leí la crónica de la victoria del Madrid sobre el Valladolid en la que, en un córner, Míchel le tocó al famoso futbolista colombiano Valderrama sus partes pudendas, estudié por encima el libro de historia que tenía mi madre de pequeña y en el que se explicaba que España era Una, Grande y Libre y comprobé cómo había cambiado Isabel Preysler a través de diferentes revistas del corazón de distintas épocas.

La jornada acabó igual que la anterior, sumergido en el océano de mantas, y, a la mañana siguiente, como la situación meteorológica no había variado un ápice, decidí adelantar mi retorno a la capital. Para mi desgracia, los mismos compañeros que tuve en el viaje de ida me acompañaron a la vuelta y viví un déjà vu o un déjà embouteillagé. Exhausto entré en casa, encendí la calefacción, me duché, me puse el pijama y la bata, comí y me pasé lo que quedaba de domingo tirado en el sofá y viendo la tele. ¡Perfecto!

Lunes por la mañana, en la oficina, media mañana. Llega por fin la dulce Martina. Tan perfecta y hermosa como siempre y con una sonrisa de felicidad en el rostro.

- ¿Qué tal el fin de semana?- pregunto.

- Maravilloso.

- ¿Y eso?

- Como te dije, pensaba quedarme en casa tranquilamente. Para no aburrirme, me alquilé un par de películas de cine pero, como no me apetecía verlas sola, me acordé de ti y te llamé a casa para quedar y verlas juntos. Cuando te estaba llamando, recordé que te ibas a ir al pueblo, así que al final llamé a Ricardo, el chico rubito de Nóminas, y quedé con él el sábado y se ha quedado en casa hasta esta mañana. ¡Es un amor! Sabes, creo que me he enamorado.

- Me alegro- mentí.

- Gracias. ¿Y tú qué tal en tu pueblo? ¿Llovió mucho?

- Sí, llovió, pero me lo pasé genial. Ç’a été un bon week-end.





Taller de creación de blogs en Cedillo de la Torre, Segovia

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El 18 de diciembre a las 9:30 se inpartirá un Taller de creación de blogs en Cedillo de la Torre, Segovia, enfocado a todos aquellos que quieran utilizar esta herramienta para dar a conocer sus ideas.

El taller durará de las 9:30 a las 12:30, y estará impartido por Laura de Juan, directora de Infodiseño.

  • El programa será:
  • Herramientas y plataformas para creación de blogas: Wordpress.
  • Blogs gratuitos.
  • Pon en marcha tu blog: alojamiento, dominio e instalación.
  • Escribir en un blog.
  • Inserción de imágenes y vídeos.
  • Vinculación con redes sociales.
  • Plugins y widgets.
  • Actualizaciones y difusión.





Jornadas sobre nuevas tendencias y modelos de trabajo en la comarca Nordeste de Segovia

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Unas 40 personas participaron ayer en Prádena en la Jornada organizada por CODINSE, en la que se dieron a conocer formas exitosas de autoempleo que se están dando en otras zonas rurales.

Ana Hernández, de AV Asesores (Zaragoza), mostró un sinfín de ejemplos de casos reales de emprendedores que han creado su propio puesto de trabajo o que, ante la difícil coyuntura económica actual , han reinventado el que tenían

El segundo ponente- Jorge Juan García, economista de éxito que hace unos meses decidió venirse a vivir a la Comarca, narró a l@s asistentes su dilatada experiencia empresarial y cómo gracias a internet, logró deslocalizar su trabajo, ganar en calidad de vida y residir en el pueblo de sus padres- Vellosillo-, donde ha construido una vivienda completamente autosuficiente a nivel energético.

José Mª Cofreces (Valladolid) defendió las redes de consumo y colaboración cercanas, del entorno en el que se vive; el cooperativismo, la lucha contra la desigualdad, a todos los niveles y expuso el funcionamiento de los modelos de banca ética y préstamos solidarios para sacar adelante proyectos laborales, basados en la ética, el respeto medioambiental y la confianza.

Fuente: Nota de prensa elaborada por Codinse
Entrevista en Radio Segovia a Ana Hernandez sobre las jornadas
Ponencia de Ana Hernandez



Los Vellosillo y los orígenes del pueblo.

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Hace unas semanas conocimos el libro “Sepúlveda en la Historia”, publicado en 2011. Es quizás el mayor esfuerzo realizado hasta ahora para recopilar lo conocido sobre la historia de la Villa de Sepúlveda y su Tierra.  El libro, de 509 páginas, contiene una serie de capítulos sobre las etapas de Sepúlveda y su entorno, escritos cada uno de ellos por prestigiosos historiadores, y ha sido coordinado entre otros por D. Antonio Linage Conde .
 


 
Agradecemos desde aquí a la sepulvedana Ana Herrero, creadora de la empresa Sepúlveda Viva , por habernos dado noticia de la existencia de esta publicación, en la que también ha intervenido.



Desde no hace mucho tiempo, la Asociación ha publicado aquí datos sobre el origen del pueblo de Vellosillo. Se partió  de rumores sobre la existencia de un castillo y de dos blasones iguales que se pueden ver en fachadas del pueblo, que resultaron ser de una familia de caballeros hidalgos llamada también “Vellosillo”. Los datos se confrontaron con la historia general de Sepúlveda y de Castilla y se llegó a una serie de conclusiones sobre cuándo y cómo pudo crearse el pueblo. Y cuál fue su historia.

Lo encontrado sobre la familia Vellosillo datos e hipótesis, se publicó en el blog con el título“El Escudo de Vellosillo II”.  El libro “Sepúlveda en la Historia”, confirma en general o modifica alguna de las suposiciones que se dieron entonces y  aporta nuevos datos. Aunque siguen quedando dudas sobre muchos temas.

En un capítulo del libro, escrito por Alfonso Ceballos-Escalera y Gila,  el autor incluye lo que encontró en un Pleito de Hidalguía de 1549, que promovió Antonio Vellosillo, vecino de Ayllón . 

Antonio Vellosillo para ser reconocido como hidalgo,  alegaba  los grandes servicios a la Corona que había prestado su abuelo Alvar Rodriguez de Vellosillo, residente en Vellosillo, durante la Rebelión de Sepúlveda contra el rey Enrique IV de Castilla en 1472.

Evidentemente Antonio Vellosillo, por su interés, quizás adornó en el Pleito los méritos de su abuelo. Pero las investigaciones de hidalguía se hacían de forma exhaustiva y sin duda los investigadores se trasladaron a Vellosillo y a Sepúlveda entonces para preguntar por Alvar a numerosos testigos de esos pueblos. Dado el escaso tiempo transcurrido entre el Pleito y  los hechos de Sepúveda (unos 75 años), con bastante seguridad lo contado sobre los méritos de Alvar es cierto en su mayor parte.

A parte de la información del Pleito, Alfonso Ceballos-Escalera incluye en el capítulo, antecedentes y otros comentarios que responden a algunas de las dudas que se tienen sobre el pueblo. Con lo cual tiene una gran utilidad.
 
Gabriel de la Cueva, Marques de Cuellar 1.560
antepasado del  Marqués de Vellosillo
Las principales datos que se pueden añadir o comentar por el momento, con esta nueva información recibida son: 


1.- La llegada de los Vellosillo al “Cerro”.

Según indica el autor se tiene constancia de varios lugares de la Villa y Tierra de Sepúlveda que desde antes de 1076, pertenecían ya a familias de caballeros hidalgos en calidad de “señoríos-solariegos” . En el siglo XI.

Estos lugares fueron:

 
  • Vellosillo, lugar solariego del linaje Vellosillo de igual nombre
  • Aldealapeña, de la familia Aguayo,
  • El Corral de Duratón de la familia Fernandez del Corral,
  • Navalilla, del linaje Salinas;
  • Barbolla, de la familia de los Encina
  • San Miguel de Neguera de los González de Sepúlveda.

 
Ruinas de la casa fortificada de los González de Sepúlveda en
San Miguel de Neguera, próximo a Sebulcor.
Esta información,  confirma una de las suposiciones publicadas en su dia: Que los Vellosillo estuvieron en el "cerro" del pueblo desde su conquista a los árabes en el siglo X u XI. Hasta ahora el dato más antiguo que se conocía de ellos era del siglo XV. También nos indica aproximadamente la antigüedad del pueblo, sea como aldea o como fortificación. Unos mil años.

Estas primeras familias de hidalgos de la zona de Sepúlveda, entre ellas las de los Vellosillo,  fueron por tanto, las de los caballeros que acompañaron a Fernan González, Conde de Castilla  en la toma de la Sepúlveda en el 940, O,  dado que Sepúlveda fue retomada por Almanzor en el 984 y vuelta a recuperar por el conde Sancho García en el año 1.010, también  pudieron llegar más tarde a la Tierra de Sepúlveda a partir de esta fecha. Ya en el siglo XI.

Sin embargo, lo más probable es que Vellosillo, por su geografía estratégica y su cercanía a Sepúlveda fuera utilizado como lugar de vigilancia hacia el Sur, desde los primeros momentos de la conquista de Sepúlveda en el 940.

Tras ocupar Sepúlveda, estos caballeros hidalgos o infanzones (que no de la nobleza), se establecieron en lugares estratégicos de los alrededores de la Villa con el encargo de vigilar y proteger el territorio conquistado y construyeron para ello torres, atalayas o pequeños castillos en esos lugares.

Tuvieron que hacer frente a la agobiante amenaza árabe durante más de 70 años y a situaciones críticas como los dos ataques a Sepúlveda (con máquinas de asedio y destrucción de parte de las murallas) y finalmente a la toma de esta villa por Almanzor (Al Mansur) en el 984. En ese periodo se trataba por ello de asentamientos de carácter militar casi exclusivamente, y muy pocas aldeas campesinas. .

En el año 1.010 la Villa y Tierra de Sepúlveda es recuperada por el Conde Sancho García y comenzó la repoblación de colonos. En 1.076 el rey Alfonso VI dio la Autonomía al territorio de Sepúlveda y se creó el Concejo de vecinos para gobernarlo según los Fueros.  Por ello en el pueblo, la familia Vellosillo  no tuvo un poder de tipo feudal o señorial (quizás lo tuvo al principio), sino que debía mantenerse bajo la autoridad del Concejo de Sepúlveda y respetar los derechos de los colonos establecidos en el Fuero. 
 
caballero del siglo XI
Realmente Los Vellosillo eran propietarios rurales, con la obligación de defender la Villa, sometidos al Concejo de Sepúlveda. No tenían un “señorío jurisdiccional” sobre los campesinos de sus tierras, como el que se dio por ejemplo en el Condado de Castilnovo bajo la autoridad de su  conde y fuera del Concejo.

El límite de las tierras originales  de los Vellosillo en el pueblo no debió ser muy diferente a la extensión del término actual del pueblo, ya que esa extensión procede precisamente de los señoríos solariegos de otros caballeros que limitaban con él. Por ejemplo en lado del Duraton-El Corral, en el lado de Ortoya (Canto Blanco) o al sur por el lado de el Condado, existían señoríos.

Respecto a si en el cerro había una aldea campesina al principio (s XI), en el libro no se dice nada, pero como se ha dicho otras veces el que no exista allí una iglesia románica rural es clave y por ello se supone que no hubo aldea hasta bastante después del año 1.200. Únicamente habría allí al principio las instalaciones defensivas del caballero y sus escuderos,  servicio, quizás pastores y ganado. Y probablemente rodeadas por una cerca, formando una especie de gran patio de armas, de una hectárea de extensión.  

Los campesinos que trabajaban las tierras vivían en La Serna a escasos 2 kilómetros, al pie del cerro donde se levantaban las instalaciones de los Vellosillo. Y en La Serna fue donde se construyó la iglesia.
 

iglesia de la Serna, al fondo Vellosillo
La relación de los Vellosillo con Sepúlveda fue muy directa. Algunos de la familia residía en la Villa y formaban parte de su gobierno o Concejo,  aunque su “sede” o solar estaba en Vellosillo.
 

2.-El castillo de Alvar Rodriguez de Vellosillo

No era la primera vez que ocurría que los reyes Trastamara quisieran utilizar la Villa y Tierra de Sepúlveda  como  moneda de cambio  para asegurarse el apoyo de magnates o validos en las luchas que mantenían entre las diferentes casas nobiliarias de Castilla. Por ejemplo, en 1.439 la Villa fue regalada por Juan II (el padre de Isabel la Católica) a Alvaro de Luna que la mantuvo en su poder durante 15 años. En esos años se supone que el Concejo y los caballeros que lo dirigían perdieron su poder de decisión.

Después, en 1.453 fue restaurado el Concejo y hubo otros intentos de dar la Villa al infante D. Alfonso (hermano de Isabel) o al mayordomo del rey Andrés Cabrera, pero la cosa no siguió adelante por varias circunstancias.

Las ciudades como Sepúlveda tomaron partido según sus intereses, en las luchas de poder y guerras civiles que tras el  casamiento de Isabel y Fernando en 1.469, comenzaron entre estos príncipes y el rey Enrique IV. De modo que al pretender  el rey entregar la Villa a su valido Juan Pacheco, los caballeros que formaban el Concejo y los vecinos se sintieron fuertes como para desobedecerle y negarle el acceso a la Villa, contando con el posible apoyo de la princesa Isabel. Calcularon correctamente que ella les mantendría los antiguos privilegios de que gozaba Sepúlveda.

Así, en el momento de recibirse en Sepúlveda la carta de Enrique IV  comunicándoles la concesión de la Villa y Tierra a Juan Pacheco,  el Concejo decidió no acatarla e inmediatamente puso en marcha dos acciones, la primera enviar al regidor de la Villa, González Payán  a Simancas para negociar con Isabel y proponerle mantener la Villa bajo su autoridad a cambio de una lista de privilegios a respetar por la princesa, a lo que esta accedió. La segunda acción fue cerrar las murallas y prepararse para la defensa contra Pacheco.
Puerta del Azogue o del Ecce Homo. Muralla de Sepúlveda

Como cuando los ataques árabes, en los tiempos de sus antepasados.  Alvar Rodriguez abandonó su casa fortificada de Vellosillo y se refugió en Sepúlveda para defenderla acompañado de su gente: escuderos, sirvientes y familiares. La distancia se podía cubrir a caballo en unos minutos. Alvar era considerado uno de los “más escogidos e buenos de aquella tierra” y se encerró en la Villa “junto con otros muchos hijosdalgo que con el se juntaron”.  Se juntaron allí al parecer los hidalgos rurales de todo el territorio de Sepúlveda.

Se cerraron las puertas,  y las calles y accesos a la Villa fueron barreadas con maderos y cadenas para evitar el paso de la caballería de Pacheco. Los sepulvedanos se armaron “con paveses (escudos), lanças e vallestas e otras armas”. Tras hacer esperar al rey Enrique IV más de 6 horas en los arrabales, el primer día  le negaron la entrada y le dijeron que esperara su respuesta hasta el día siguiente. El rey se acogió en el Castillo de Castilnovo, propiedad de Juan Pacheco.
ballesteros con paveses. Siglo XV

Pero esa misma tarde o noche del 24 de enero de 1472,  entraron en  Sepúlveda 160 jinetes de caballería pesada, enviados por Isabel para reforzar la defensa, haciendo ya inexpugnable la ciudad. Viendo perdida la oportunidad y ante la crudeza del invierno, Juan Pacheco, que esperaba esos días en Vellosillo, ocupando precisamente la casa fortificada de Alvar Rodriguez, decidió retirarse y alzar el sitio a la Villa.

Así lo hizo, pero antes mando quemar la casa solar de los Vellosillo y derribarla “por el pie (desde los cimientos), que era de cal y canto”, hasta el punto que “no dexaron por derribar sino dos lienzos (paredes) de adarves altos, que agora (1.549) están en la dicha casa” (un adarve es un camino de ronda estrecho para los centinelas en lo alto de una muralla y protegido al exterior por almenas). Según el comentario de Ceballos-Escalera “No parece que aún existan en el lugar restos de lo que probablemente fue una importante edificación.”

“El rey hubo gran pesar deste hecho de Sepúlveda, y saber que luego recibieron gente que la princesa Isabel envió, y dixo el rey con enojo del Maestre (Pacheco), : a quien fuera agora señor de todo el mundo  por solo ocho días, y preguntado por qué lo decía respondió que por ver si podría hartar la hambrería  y desordenada cobdizia del Maestre de Santiago, y por más descontento que el Rey dél mostrava, nunca el Maestre dexava de le pedir y él de le dar cuanto quería”


 
El 27 de Febrero de 1.452 la princesa Isabel y Fernando se presentaron en Sepúlveda. Isabel cumplió sus promesas a la Villa mediante la entrega de varios documentos a final de ese año y el siguiente. Juan Pacheco aún así, intentó de nuevo un ataque por sorpresa con 400 jinetes en abril de 1453, pero los príncipes, esta vez desde Madrid,  volvieron a ayudar a los sepulvedanos y desbarataron el intento. Al año siguiente morían Pacheco y Enrique IV,  e Isabel I fue proclamada reina de Castilla.


Volviendo al “héroe” vellosillano, Alvar Rodriguez, en 1.479 fue nombrado regidor de Sepúlveda por renuncia de la vara del anterior regidor Gonzalez Payán. Según comenta Ceballos-Escalera, su linaje era de los más antiguos de Sepúlveda remontándose su antigüedad a la conquista de la Villa.  “En el lugar de Vellosillo tenían un castillejo o casa fuerte que aún se veía en el año 1.550”. Era muy estimado en la Villa y en un documento consta que en el año  1.450 el Concejo de Sepúlveda se reunió “ante las puertas de las casas de Alvar Rodriguez” en Vellosillo.


trajes s XV. dama hidalga de Castilla, noble y caballero de Aragón.  Reina de Portugal.
Enrique IV había elaborado una lista de 23 caballeros rebeldes  de Sepúlveda a fin de despojarles de sus propiedades como castigo. En la lista aparecen dos Vellosillo:  Alvar y un probable hijo suyo llamado Fernando Vellosillo, que le sucedería como regidor.  Otros caballeros también de antiguo linaje de la época de la conquista de Sepúlveda que aparecen incluidos en la lista,  fueron:  Frutos de la Oliva, Diego López de la Encina, Lope Fernández del Corral, Luis González de Sepúlveda, ó García Gutierrez de Aguayo (este último, el marido de Catalina Rodriguez Vellosillo, que murió en 1.490,  probable hija de Alvar Rodriguez según Ceballos, cuyos nombres y  escudos de armas (de Vellosillo y Aguayo) aparecen grabados en el sepulcro que hoy se puede ver en el porche de la iglesia de la Virgen de la Peña). Como ya se dijo, el escudo de Vellosillo que aparece en esa lápida es igual que los que hay del pueblo.

trajes siglo XV. Caballero Hidalgo, hombre de Armas, heraldo y caballero con armadura completa
 “Alvar Rodríguez de Vellosillo fue enterrado con grandes honores en la iglesia de la Virgen de la Peña, en su capilla mayor, en un sepulcro colocado sobre unos canes de piedra que no se conserva hoy. Encima del sepulcro había un retablo de San Cristobal con las armas de los Vellosillo. Era de antiguo, privilegio de estos Vellosillo enterrarse allí, no pudiendo nadie que no fuera del linaje entrar en ese recinto, ni sentarse, ni oir misa.”

En la entrada del Blog “La Serna de Vellosillo” aparece un deslinde que realizó Alvar en 1.452 de las propiedades que tenía en Rebollar, Valdesimonte, Fresnillo, Bercimuel, Pajarejos, Grajera, Castillejo, Aldealapeña, Sigueruelo, Casla y Blasco Miguel. Lo que indica que era un gran propietario rural.

Y tambien aparece Alvar en otro deslinde realizado en 1.447 en “Ortoya de Arriba”, la aldea situada en lo que conocemos como el Canto Blanco junto al rio Caslilla, en este último apeo aparecen tierras que son colindantes por ejemplo  con caminos:  “sendero que va desde Ortoya fasta Vellosillo” “el camino de Perorruvio que viene a Ortoya” “el camino que va desde Ortoya a La Torrezilla” “camino de la Nava”, “Camino del Puerto”, “Camino Salinero”.
Valle del Caslilla

También se nombran en el apeo de Ortoya lugares del término o próximos a Vellosillo más o menos desconocidos : “fasta la vega de las Cuevas Lóbregas” “prado de la Nava” “Prado Quemado” “Prado de San Bartolomé” “El Cascajar” “Casassola" (quizás un caserío aislado ya que aparece como un poblado en otra lista de la época). “Las Saleguillas (las Olaguillas?)” “la tierra de la lánpara de Santa María de la Serna” “la roca de Alvar Rodriguez” etc.

 
3.-El Nombre de Vellosillo


En el libro,  Alfonso Ceballos-Escalera, se pregunta, si la familia Vellosillo tomó su nombre del lugar (que ya se llamara así cuando llegaron), o fueron ellos los que le pusieron su nombre familiar.


La palabra “Vellosillo” es castellana y aparece en la cuenca del Duero mucho antes de la llegada de los cristianos a Sepúlveda en el 940. Con ese nombre Vellosillo  existieron 3 aldeas de Castilla en zonas conquistadas a los árabes antes que Sepúlveda , y hay otra aldea más en Soria con ese nombre,  que se sabe poblada después por emigrantes del nordeste segoviano en una zona de Yanguas donde es conocida la presencia destacada de caballeros Vellosillo, formando parte de los 12 linajes de Soria.

Dado que Juan José Vilar Prayla (“Linajes Nobles de España”, 1867) sitúa el origen de la familia Vellosillo cerca de Sahagún ( León), (zona reconquistada en torno al año 850).  Pudiera ser que todas esas aldeas fueran creadas y nombradas por miembros de la familia de infanzones Vellosillo según avanzara la Reconquista de Norte a Sur, y después hacia Soria.

Jesus Larios Martín ("Nobiliario de Segovia, 1.956"), que realizó un estudio exhaustivo de los blasones de Segovia, curiosamente se saltó el que conocemos de Vellosillo que aparece como en 7 lugares, incluso con el nombre escrito encima en una de las fachadas de Sepúlveda y atribuye a los Vellosillo un blasón igual al de Prayla, que no es el del pueblo. Lo que al menos indica que él considera que la familia Vellosillo procede de Sahagún, con su antigüedad correspondiente.

blasón de los Vellosillo

Realmente no se puede saber si Vellosillo significaba algo en aquella época remota del siglo X  que sirviera para nombrar lugares , o por el contrario si los miembros de la familia Vellosillo fueron muy activos durante la Reconquista, y que como premio a sus servicios, conseguieran formar hasta 4 señoríos-aldeas a los que iban dando el nombre de la familia.


Parece lo más probable esto último,  pues al llegar la familia al "cerro" en el primer momento de la conquista  se encontraron con un lugar probablemente deshabitado y aunque tuviera nombre no es posible que fuera el de "Vellosillo" al estar en zona árabe. Por otro lado en aquella primera época no hubo colonos que pudieran haber importado el nombre de las otras aldeas más al norte llamadas Vellosillo. Todo indica a que el nombre se lo puso la familia.
 

 

4.-Las ramas de los Vellosillo en Segovia,

En el libro se confirma que efectivamente hubo tres ramas de los Vellosillo en la actual provincia Segovia. La más antigua en Vellosillo y en Sepúlveda (siglo XI), de esta rama proceden los Vellosillo de Ayllón que fueron desde el pueblo allí sobre el 1.500 y en tercer lugar los de Cuellar, que proceden de los de Sepúlveda cuando estos se trasladaron a Cuellar cerca del 1.700 y desaparecieron de Sepúlveda. Se conoce también algún Vellosillo aislado por ejemplo en Escalona del Prado.

Respecto a la rama de los Vellosillo que quedó en el pueblo:

Alvar Rodriguez de Vellosillo, pariente mayor del linaje y su familia,  residieron en  Vellosillo, quizás en otra casa diferente a su famoso castillo (en la llamada la casa del Marqués?). Fue un caballero considerado un héroe en la Villa y Tierra de Sepulveda por los hechos relatados (por la defensa que hizo y porque Pacheco le quemara la casa por ello). Aparte fue  un personaje muy activo y conocido durante toda su vida. Aparece por un motivo u otro en numerosos documentos. Finalmente fue nombrado regidor de la Villa de Sepúlveda y murió en 1.483

Alvar se casó con la también hidalgo Catalina Álvarez de Peñaranda y tuvo mucha descendencia, aunque se conocen a cuatro de sus hijos Remondo, Pero, Lope y Fernando, y la posible hija Catalina. 

El hijo mayor, Remondo Vellosillo sucedió a su padre en la Casa y Mayorazgo que tenían en el pueblo, a este sucedió su hijo Antonio, a este su hijo Gregorio y a este su hijo Lázaro Vellosillo, que en 1.550 era el pariente mayor del linaje y percibía entonces la renta del paso de ganados por Somosierra.

Al parecer los Vellosillo abandonaron el pueblo antes de 1.650.

Respecto a la rama de Ayllón,:

Uno de los hijos de Alvar, el llamado Lope Vellosillo se casó en Ayllón y fue el padre de Antonio Vellosillo que es el que puso el famoso Pleito en 1.549 para que le nombraran hidalgo en base a los méritos de su abuelo Alvar y que ha dado origen a esta historia. Finalmente consiguió ser hidalgo, y la familia Vellosillo en Ayllón alcanzó las máximas distinciones. El miembro más conocido de la familia fue el hijo de Antonio, el obispo de Lugo,  Fernando Vellosillo, teólogo famoso y delegado de Felipe II en el Concilio de Trento y cuyo palacio puede hoy verse en Ayllón.

palacio de Fernando Vellosillo. Obispo de Lugo,  en Ayllón

A parte del obispo, Antonio tuvo otros 5 hijos, uno de ellos Gabriel Vellosillo fundó en 1.547 el señorío de La Fresneda muy cerca del pueblo, concedido por Carlos I en 1.520. Quizás es el mismo llamado Gabriel Maldonado Vellosillo que está enterrado en la Iglesia de Duratón.


Sobre la rama de la familia de Cuellar:

Otro de los hijos de Alvar, el llamado Fernando Vellosillo, que residía en Sepúlveda, fue también puesto en la lista negra por Enrique IV al destacar en la rebeldía de Sepúlveda ante Juan Pacheco. Fernando Vellosillo sucedió a su padre Alvar como regidor de Sepúlveda en 1.483 y fue el progenitor de la rama de la familia Vellosillo que permaneció viviendo en Sepúlveda, según Ceballos, durante dos siglos más.

Sobre 1650 se cita a una tal Felipa Vellosillo y Montoya residente en Sepúlveda como la Señora del Castillo y la Villa de Vellosillo. Por lo que en ese momento, Felipa era la dueña de las casas y tierras de los  Vellosillo  pero vivía ya en Sepúlveda, no en el pueblo. Como hemos dicho antes el último residente conocido en el pueblo fue Lázaro Vellosillo en 1.550.  Podría decirse por ello que como mucho los Vellosillo residieron en el pueblo hasta 1.650. Es decir vivieron en el pueblo durante 6 o 7 siglos.

Un nieto de Felipa Vellosillo,  llamado Alonso Velázquez de la Cueva y Vellosillo,  emparentado con altos caballeros y nobles de Cuellar  se caso con Ana Rosalea de Alencaster, a la cual en 1.689 Carlos II concedió el título de Marquesa de Vellosillo, y la familia Vellosillo fijó por entonces su residencia en Cuellar y también abandonó Sepúlveda después de 700 años de estar presente en la zona.


palacio de la Torre en Cuellar, donde vivieron los Marqueses de Vellosillo

Unos 50 años después, en el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752. figura el Marqués de Vellosillo y otro hidalgo de ese apellido, ambos cuellaranos,  como dueños de tierras en Vellosillo, pero ya sin sus casas, pues estas las habia adquirido el Marqués de Castroserna. Dichas casas con el blasón de los Vellosillo en las fachadas, fueron compradas por labradores del pueblo directamente al Marqués de Castroserna ya en el siglo XX. (por ejemplo la llamada casa del Marqués)

En ese año 1752, aparte de los dos nobles comentados de Cuellar,  no quedaba ningún otro hidalgo Vellosillo en la provincia de Segovia. Ni en Sepúlveda ni en Ayllón. Y el Marquesado de Vellosillo desapareció también, probablemente en el siglo XIX.

En 1925 se solicitó la rehabilitacion del título de Marques de Bellosillo, aunque a dia de hoy no existe.
recorte del ABC . 1925
En general da la impresión de que los Vellosillo fueron una familia muy importante en la zona de Sepúlveda y probablemente antes,  en la Reconquista de la cuenca del Duero entre los siglos X al XII. (Existe una población llamada actualmente Villafuerte de Esgueva(Valladolid), situada a 80 km al Noroeste del pueblo, que hasta el siglo XV, se llamaba también Vellosillo, sería interesante saber porqué). Después de la época de guerra contra los árabes, la familia permaneció en el pueblo como grandes propietarios y miembros del Concejo de Sepúlveda. Siendo quizás su época cumbre la de Alvar. Pero a partir del 1650  comenzó su decadencia y un siglo más tarde prácticamente habían desaparecido.

 
El Marqués de Castroserna tiene cierta relación con el pueblo. Respecto a su origen, en el libro se comenta que otro caballero incluido en la lista negra de Enrique IV por los sucesos de Sepúlveda de 1.472, llamado Fernando de Pedraza, se emparentó con los Basurto, residentes en Tanarro y en Villafranca. Igualmente tenían un señorío-solariego en Castroserna. En la iglesia de Castroserna de Arriba hay 3 sepulcros de ellos.  En la lápida del de Hernando de Basurto se indica que fue regidor de Sepúlveda y murio en 1589. El marquesado de Castroserna les fue concedido a los Basurto en 1689. Y así continúa hoy, unido al Condado de Adanero. En un cuartel del blasón partido del Marqués curiosamente figura el escudo de los Vellosillo. Lo que se trató de explicar en una entrada anterior de este blog.
 
escudo del marqués de Castroserna en una casa de Duratón

En resúmen,  los sucesos” de Sepúlveda de 1.472 con la destacada y valerosa actuación de Alvar Rodriguez de Vellosillo y otros caballeros y escuderos de Sepúlveda fue la que libró a su Villa y Tierra del proceso de señorialización, por los derechos inamovibles que otorgó a la Villa en recompensa la princesa Isabel. De tal modo que fue este el único territorio de la actual provincia de Segovia, junto con la capital,  que mantuvo su condición de realengo hasta el siglo XIX. El resto de las Comunidades de Villa y Tierra antes o después de aquellos sucesos acabaron bajo el control de la  nobleza y perdieron su Concejo autónomo.

Es cierto que el territorio de la Tierra de  Sepulveda quedó bastante cercenado respecto al que tenía en el siglo XI cuando fue creado,  al separarse importantes villas como Pedraza, Maderuelo, Riaza, Buitrago, Lozoya,  Fresno etc. Por varios motivos.

Respecto a los campesinos aldeanos, aunque en general vivían al margen de estas luchas entre señores, sin duda se vieron beneficiados, pues la existencia del Concejo y su milicia mantenía la seguridad del territorio y les preservaba en cierto modo de los abusos de los hidalgos, aunque sólo hasta cierto punto,  ya que eran los hidalgos los que acaparaban el Concejo






Milpies (Diplopoda)

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Los diplópodos (Diplopoda, del griego δι di, «dos», πλό plo, «multiplicar por» y ποδος podos, «pies») son una clase de miriápodos conocidos comúnmente como milpiés, aunque el número máximo de patas no supera las 750, y la mayoría tienen menos de 200; aun así, ningún otro animal posee tantas.  Se conocen más de 12.000 especies, siendo uno de los grupos más diversos de organismos terrestres.

Aunque en ocasiones se les confunda con sus parientes los ciempiés o escolopendras, pertenecen a clases distintas. Se diferencian de ellos, principalmente, en que casi todos los segmentos del tronco llevan dos pares de patas, mientras que los ciempiés solo tienen un par por segmento.

Tienen el cuerpo dividido en dos regiones, la cabeza y el tronco. La cabeza posee un par de cortas antenas, ojos compuestos y las piezas bucales, estando las mandíbulas muy modificadas como instrumentos excavadores en algunas especies. El tronco posee muchos segmentos y la mayoría llevan dos pares de patas (de donde deriva su nombre científico), excepto el primero y el último, que no tienen, y el segundo, tercero y cuarto, que solo llevan un par de patas cada uno. La duplicidad de las patas es consecuencia de la fusión de dos segmentos consecutivos en uno solo, de modo que se puede hablar de diplosegmentos en vez de segmentos.

A diferencia de los ciempiés (quilópodos), carecen de aparato inoculador de veneno, pero muchos diplópodos tienen una hilera de glándulas en los costados que segregan sustancias químicas pestilentes e irritantes cuando son molestados, que pueden producir erupciones en la piel humana; ello puede ir acompañado de actitudes defensivas, tales como enroscarse en forma de bola o espiral. No pican, sólo liberan pequeñas cantidades de cianuro, pero apenas la centésima parte como para matar a un humano, son fáciles de manipular y al contacto solo las personas más sensibles a este químico sufren de enrojecimiento e irritación en la piel, de lo contrario no pasa de eso.

Los diplópodos huyen de la luz y prefieren los lugares cálidos y húmedos. La mayoría son grises o parduzcos, pero unas cuantas especies tropicales presentan vivos colores, como advertencia adicional para los depredadores.

Los milpiés se mueven lentamente, pero sus patas les proporcionan energía suficiente para escarbar entre las hojas caídas y remover el suelo, en busca de plantas blandas o en descomposición, de las que se alimentan. Los que viven en los bosques son importantes recicladores porque devuelven sustancias químicas al suelo para que las plantas vuelvan a utilizarlas. En los jardines y zonas urbanas, sin embargo, ciertas especies están consideradas como plaga.




Vuelve la matanza del cerdo. Descripción detallada del proceso de la matanza

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Historia

La tradición de sacrificar un cerdo y preparar sus carnes para la conserva ha tenido desigual tratamiento a lo largo de la historia, ya que muchas civilizaciones consideraron este animal como una fuente importante de enfermedades. En el antiguo Egipto, tenían rigurosamente prohibido consumir su carne excepto cuando llegaba la luna llena. En ese momento sacro era posible su sacrificio y consumo, los demás días se le consideraba tan impuro que tan solo su contacto obligaba a bañarse en el Nilo buscando la purificación. La tradición dice que fueron los arios venidos del norte los que aportaron el cerdo domesticado a los pueblos del sur, pero las primeras noticias del ritual de la matanza del cochino en España comienzan en tiempos de la celtiberia, cuando embadurnaban la carne del cerdo en sal y la secaban al frío o la ahumaban para su conservación. Los romanos fueron grandes consumidores de ganado porcino, y por ello organizaron la matanza y venta de carne en las carnicerías, institucionalizándose la figura del carnicero como oficio y dictando normas sobre la edad conveniente para matar las reses. La primera receta sobre salazón de sus jamones aparece en el libro De re agrícola, escrito por Catón el Viejo en el siglo II a. C., aunque el documento más divulgado fue el llamado Ordenanzas de Diocleciano, unos quinientos años más tarde. 

Los cristianos siguieron con las costumbres heredadas de los romanos, así en los tiempos de Al-ándalus, el pueblo hispano-musulmán abastecía su despensa con el llamado allhale, que se preparaba con carne de cerdo y cabra. El médico cordobés Abulcasis (936-1013) decía que: la carne de cerdo es muy nutritiva y que si en algunas ocasiones fatiga al estómago, basta sazonarla con mostaza preparada.

Según el lexicógrafo y gramático Corominas, el vocablo marrano procede del árabe, precisamente de la palabra huamahrám (algo prohibido) y se convirtió en adjetivo peyorativo debido a que era la contestación habitual de los moriscos cuando les ofrecían los cristianos carne de cerdo. El término pasó a definir tanto al animal como al que no lo consumía.

Conforme fue avanzando la reconquista en Edad Media, y hasta mucho tiempo después, la matanza del cerdo era considerado un símbolo de “cristiano viejo”. La costumbre se mantuvo hasta la inmigración masiva del campo a la ciudad en la segunda mitad del siglo XX. 

Durante siglos la tradición familiar hacia que llegado el mes de primavera había que empezar a pensar en preparar el cerdo de la matanza, y normalmente, se compraban uno o dos cochinillos a vendedores ambulantes que circulaban con sus piaras por las cañadas de todo el país. Los siguientes meses era tarea y preocupación familiar el ir engordando al guarro hasta que llegara el día de la fiesta de su sacrificio. 

En Vellosillo las últimas matanzas se hicieron a principios de los años 80. La tradición no decayó en varios de los pueblos de los alrededores, principalmente los más poblados como Cantalejo y Boceguillas. En los últimos años parece que vuelve con fuerza la matanza, como por ejemplo en Cantalejo, donde se estima que este año puede haber unas 200 matanzas tradicionales para autoconsumo. Los ayuntamientos publican bandos sobre las fechas en las que se puede realizar (desde noviembre hasta abril), incluído el de Sepúlveda que lo anunció este año en el tablón del teleclub de Vellosillo.

La cría del gorrino

Los cerdos se compraban ya crecidos poco antes de la matanza o se compraban cuando aun eran lechones recién destetados y se engordaban en casa.

El engorde del cerdo se realizaba con alimentos específicos: verduras tales como berzas, calabazas, patatas, remolachas, mazorcas de maíz e hierbas diversas tales como cardos tiernos u ortigas que se podían acompañar con harina de trigo, centeno u otros cereales.

En el otoño se incluían en la dieta los restos inservibles de las cosechas de frutales, castañas y bellotas, manzanas, peras, membrillos. También suponían una importante y rica aportación los restos de las comidas de las casas.

La ventaja de engordarlo en casa cuando se tiene un huerto, es que se aprovechan los residuos de modo que, al menos en parte, come sin coste, en unos caso por ser calibres poco aptos para el consumo humano como las patatas muy pequeñas (patatas marraneras), o deshechos comestibles de verduras, como las hojas verdes de la lechuga, aparte de las sobras de la cocina, no solo las mondaduras de patata y cosas similares, sino las sobras de guisos, antes que no había nevera algo muy corriente en cualquier familia.

Así pues nacido el cerdo mas o menos en febrero/marzo y estando creciendo y engordando hasta su sacrificio en noviembre/diciembre debe haber sobrepasado los 100 kilos de peso, siendo lo normal alrededor de los 125 y pudiendo llegar a los 150 Kg. Actualmente ha disminuido mucho el consumo de tocino en todas sus formas y se suele preferir cerdos de alrededor de 120 Kg, a los más gordos, pues a igualdad de longitud el de 120 Kg. tiene una menor proporción de grasa.

Para engordar un cerdo precisamos una cochiquera de unos 2,5 x 2,5 metros, un gran recipiente de comedero y otro para abrevar. Se pone en el suelo de la cochiquera una cama de paja de 3/4 cm de grueso y se retirar periódicamente con la basura del cerdo renovándola a continuación. Por tanto adicionalmente se necesita un vertedero y un lugar donde almacenar en seco la paja y que todo ello quede separado de la vivienda principal.

Los dos días anteriores se preparaban a la matanza, no se les da de comer a los cerdos, a fin de que tuvieran los intestinos más limpios.

Preparación para la matanza

Tomando como punto cero el día en que se sacrifica el cerdo, se inicia unos nueve meses antes con la compra de un cochinillo para el engorde y finaliza unos dos meses después con los embutidos secos y en condiciones de ser comido ya o conservados por tiempo indefinido. Más o menos lleva todo el añó. 

Es muy importante que el día que vayamos a hacer la matanza tengamos el acopio de todo lo que necesitamos pues no será fácil suministrarse sobre la marcha comprar nada. 

Cuchillos
  • Se necesitan cuchillos de diferente tamaño y formas según las labores que se vayan a realizar, desde el cuchillo de sacrificio, largo y no excesivamente ancho con un hoja de unos 30 cm, a los dos o tres cuchillos de corte de las cuerdas de los embutidos, mas o menos de una navaja de 5 o 6 cm, siendo intermedios los de despiece y deshuesado, los típicos cuchillos de cocina de unos de 20 cm. de los que debe haber casi tantos como personas participen en la matanza. Tambien se necesita un cuchillo de cocina de golpe, es decir de peso y hoja muy ancha para cortar cartílagos y partes duras a un golpe sobre la tabla de cortar. 
  • Dos tijeras de cocina (afiladas) para cortar desde alguna carne, a los hilos de los embutidos.
  • Un hacha tambien especialmente afilada para descuartizar la cabeza y la pelvis del cerdo
  • Piques de matanza, alfileres para pinchar los embutidos, de modo que la tripa deje que salir el agua que rezume Los piques se pueden hacer con agujas incrustadas en un corcho por le lado del ojo.
  • Por último se necesita una media lunapara picar las cebollas y la calabaza con su artesa de tamaño y forma adecuada para permitir el picado de estas hortalizas.
El día de la matanza todos estos cuchillos estarán debidamente afilados, por lo que suele ser necesario tener una piedra de afilar para repasar el corte de los cuchillos.

Maquina de picar carne

Las máquinas tradicionales eran de manivela pero si tiene que picar un cerdo conviene que sea eléctrica y de cierta potencia.

Maquina de embutir

Lo tradicional era embutir con unos embudos y un cilindro de madera para empujar la carne. Si la máquina de picar eléctrica ha reducido mucho el tiempo de la duración de una matanza, una buena máquina de embutir, tipo churrera, ha reducido el tiempo de embuchar chorizos de varios días a una tarde por tanto hay que considerarlas como imprescindible.

Equipo de agua a presión

Antes el cerdo se limpiaba restregando una piedra por la piel del cerdo una vez quemadas las cerdas pero resulta mucho más practico pasarle agua a presión.

Báscula

Necesitamos algo para pesar los distintos productos que entran en las mezclas de los embutidos, hace falta por ejemplo una peso de cocina que por un extremos pese por lo menos 10 Kg, aun que podemos fraccionar las cantidades de carne picada a pesar en diversos trozos, pero por otro que pese con cierta precisión cantidades tan pequeñas como 50 gr. para algunas de las especies que se añaden a la mezcla. Suele ser la solución tener dos, una que puede ser hasta una báscula de baño, para cantidades altas y otra una balanza que pese pequeñas cantidades con un límite de un kilo.

Cocina 

Para calentar agua, fundir la grasa etc. con su correspondiente bombona de butano con la suficiente carga de gas

Congelador

Este es un invento moderno, pero hoy en día parte del cerdo se reserva para comerlo mas adelante asado. Para ello convendrá tener un congelador tipo arcón, para guardar congeladas piezas enteras como paletillas y lomos.

Cordel de algodón

Para atar los chorizos, uno o dos carrete, mejor que sobre a que falte.

Se necesitan otro útiles, como guantes de goma, ganchos para colgar a orear el cerdo una vez muerto, una escalera de mano para ponerle en colgado para ponerlo en vertical e invertido, facilitara mucho elevar al animal el tener unas polea de despiece, pero no es necesario, como lo manejaban en la matanza que asistí era en unas escaleras de mano que utilizaban d tambien a modo de camilla. Tambien se necesita un lazo inmovilizador nasal para poder controlar al animal.

Mesa del sacrificio

Antiguamente se utilizaba un carro hoy se utilizan una mesa fuerte.

Mesas de la matanza

Son dos grandes mesas sin ninguna cosa en espacial, en una se coloca el cerdo para su despiece, separando aquellas piezas que se conservan enteras, como jamones, lomos y paletillas del resto de la carne que se destina a embutidos. En la otra se separa la piel y e la grasa del magro y se clasifican los trozos de carne según su calidad y se pican para posteriormente, proceder a crear las mezclas adecuadas de diferentes tipos de embutido que se quieren fabricar.

Artesas

Especie de cajón de madera, las tradicionales eran un gran tronco vaciado en el centro, donde se pican con la media luna las, cebollas, calabazas y otras hortalizas que puedan llevar los embutidos. Antiguamente tambien se picaba la carne, pero hoy esto se hace en un máquina picadora eléctrica.

Se necesita diferentes recipientes para ir depositando los diferentes tipos de carne que se van a utilizar en cada uno de los chorizos, conviene tener abundancia y de diversos tamaños, pro fundamentalmente muy grandes, pues algunos van a contener hasta 50 kilos de carne. 

Los clasificamos en los siguientes tipos:
  • Barreños: se necesitan como diez más o menos, pueden ser barreños de fregar o simplemente cubos de aguas limpios, y otros recipientes más pequeños como grandes cazuelas y cacerolas pues su misión es almacenar la carne picada y aliñada, meter los adobos, guardar las vísceras una vez escaldadas y otro montón de usos semejantes. Tambien se necesitan cubos para contener agua donde se lavan remojan tripas y cosa por el estilo,
  • Barreño de amasar: un recipiente ha de ser especialmente amplio y con las paredes en V como un barreño para hacer la masa del embutido añadir los condimentos y poderlo amarar todo a mano con comodidad. 
  • Caldero: gran puchero que puede ir al fuego para diversos usos, como calentar agua para lavar utensilios, para escaldar las vísceras, derretir la manteca.
Ingredientes
  • Sal Gorda: dos sacos de 25 kilos (mejor que sobre a que falte), se necesita en abundancia para cubrir las piezas que se salan como los jamones. (la sal se recupera después del salado y se puede utilizar en otra matanza).
  • Sal fina: un kilo de sal fina para echar en el interior de los embutidos 
  • Pimentón: se utiliza pimentón dulce y picante para los diferentes tipos de chorizo, por cada cerdo se consume mas o menos un Kilo de pimentón fundamentalmente no picante, (mas vale que sobre que no que falte)
Trapos de cocina

Trapos de algodón y papel de cocina, para limpiar y secarse las manos y los utensilios de restos de sangre, limpiar otras cosas… Harán falta una buena cantidad para los tres días. Tambien tendremos que tener preparado mandiles, delantales y ropa vieja para las personas que vayan a intervenir.

Leña

La mejor forma de ahumar los chorizos es quemar leña del monte, así como zarzas y otras plantas niñas o menos secas. El ahumado tiene dos funciones. La primera y que sobre todo cubre las primera jornada después de la matanza, es ahumar los embutidos, pues el humo tiene efectos bactericidas y fungicida e impide que aparezcan hongos en el exterior de las tripas del embutido, sobre todo en los primeros días, que es cuando más húmeda esta la chacina.

Pasadas 24 horas de ahumado, ya esa función es menos importante, porque el humo se ha quedado adherido a la chacina, pero el fuego sigue siendo necesario, para evitar que la matanza puesta a secar se congele, pues estropearía la matanza al impedir salir el agua al exterior. Así pues, el fuego en esta segunda fase, mantiene la temperatura baja, pero por encima de los cero grados, crea corrientes por inducción de aire seco, que poco a poco secan el embutido y adicionalmente añade más humo al exterior de los embutidos.

El proceso de la matanza

Primer día de matanza

Según la tradición, la sesión se inicia pronto, después de un fuerte desayuno, acabado como manda la tradición con una copa de licor de orujo de café, que nos preparara para aguantar el trabajo, pero sobre todo, el intenso frío de diciembre al aire libre.

Dicho día empezaba temprano, se iba a la "corte" (o pocilga), y allá se apartaba al elegido ayudados de una vara y una cesta terrera, y se le conducía a su destino final. Al día de la matanza llega el gorrino sin haber probado bocado durante un par de días, incluso parece que esté triste y se huele la encerrona. A una señal, todos se lanzan hacia el cerdo, y una vez está en la posición adecuada, el matarife o matachín le da el primer embate clavando el gancho en su papada, la del cerdo claro. Otros lo agarran del rabo y de las orejas y de las patas también, anudándolas con fuerza para inmovilizarlo. El matachín se ayudaba por un gancho todos los presentes, incluidos los niños (que lo sujetaban por el rabo), colocaban al animal encima del gamellón, se inmovilizaba y se procedía a su sacrificio.



El cuchillo se sitúa en el esternón, punto de partida para guiarlo a la yugular a través de la espina dorsal. La cuchillada se da entre el final del cuello y el pecho del animal y en dirección más o menos en la dirección longitudinal del cerdo buscando los pulmones. El cuchillo que se utiliza es bastante largo y estrecho.

Una vez muerto el animal, debe salir toda su sangre ya que si parte de la misma quedara en su interior, podría provocar que tanto la carne como los jamones se estropeasen.

Con la sangre se pueden hacer las morcillas o cocerlas, para almorzar. Se le añade sal, aceite y vinagre y se acompaña con cebolla cruda partida en trozos. Es una receta deliciosa.

Una vez que el cerdo ha quedado seco de vida y que la fuga de sangre ha finalizado, se chamusca su piel, por ambos lados. Primero en la parte de arriba. Luego se le da la vuelta y se chamusca la parte de abajo.



Se procede entonces a limpiar la piel utilizando rasquetas y agua a presión.

En estos momentos el cerdo se lleva a la zona de trabajo donde estarán preparadas las mesas y todos los utensilios. Es entonces cuando se suele pesar.

Posteriormente, se hace una incisión longitudinal en la cavidad abdominal desde el esternón hasta el pubis, todo ello con mucho cuidado para no perforar la capa muscular del abdomen, algo que de producirse percutiría el intestino y llenaría la cavidad abdominal con las heces del animal. También hay que tener cuidado con la uretra, para que no se mezque la orina con la carne.

Con las manos se busca la frontera entre los pulmones y los intestinos, separados por una víscera, para buscar el esófago y así atarlo, con lo que se evitará el derrame del contenido intestinal al sacar todas las tripas. Tras esto, se sacan las pellas junto con los riñones. Cuando se abre el esternón se extraen los pulmones, el hígado, el corazón y la cadera, que se colgaran hasta el día siguiente para se encañen. Se utilizaran para la botaqueña o chorizo de segunda para cocinar.

En esta zona se suele acumular sangre que podemos también utilizar.

La manteca que envuelve las tripas se freirá para hacer los torreznos (trozo de tripa con piel que se corta al principio), que ser suelen comer el mismo día de la matanza. Con el aceite de freir, se deja enfriar y se guarda en botes para utilizarlo como manteca para asados o para la confección de dulces. Antiguamente esta grasa es la que se utilizaba par conservar el chorizo y las tajadas en la olla.

Cuando ya estaba limpio se colgaba ayudados por una soga. A continuación se abría en canal y se procedía al vaciado. El menudo formado por las partes blandas del animal se recogía sobre una criba en la que se habían colocado hojas de berza.

Se procede entonces a quitar las pezuñas de las patas que queramos utilizar para hacer manitas de cerdo. Normalmente las patas delanteras, ya que las traseras se utilizan para hacer jamones. Con un gancho se tira hacia fuera y salen solas. Luego se hacen unas incisiones en las patas traseras para dejar el gorrino colgado hasta el día siguiente para que se encañe la carne.

Se coloca un palo para que quede el cuerpo abierto y se deja cortada parcialmente la cabeza y parte de la careta. El frío de la noche hará el resto del trabajo.

A cada una de las partes se le daba un tratamiento y utilidad distinto:
  • Con el menudo, todavía caliente, se separaba el intestino delgado del grueso, retirando el entresijo (mesenterio), que se ponía a secar en la pata del cerdo y se aprovechaba para hacer botaqueña.
  • Los intestinos se llevaban a lavar al río y una vez limpios se aclaraban varias veces con sal y vinagre para quitarles el mal olor y con harina para blanquearlos.
  • El intestino delgado se cortaba en trozos de aproximadamente un metro y se guardaba para embutir los chorizos y botaqueña.
  • El intestino grueso se cortaba en trozos de unos veinte centímetros, se cosía un extremo con algodón blanco, y el otro extremo se dejaba abierto para el llenado de las morcillas.
  • Los pulmones (asadura) y el corazón se escaldaban y se reservaban para la botaqueña.
  • El estómago (tripo) tambiénn se escaldaba y se podía comer como callos o para la botaqueña.
  • Los riñones, bazo, tela del hígado para botaqueña.
  • La lengua se preparaba en estofado, y también se podía destinar a la botaqueña.
  • El hígado se solía comer el primer día, asado en la lumbre o frito con cebolla y mezclado con las mensillas (glándulas salivares).
El trabajo del matachín, en este primer día, terminaba con la recogida de unas muestras de carne de los músculos intercostales y masetero, para llevarlas al veterinario y comprobar si tenían o no triquina.

El lavado de las tripas solía ser realizado por las mujeres y consiste en coger agua hirviendo y pasarla por el interior de las tripas. 
La tarea de las mujeres no terminaba hasta bien tarde, porque tenían que hacer las morcillas.

Segundo día de matanza

En la mañana del segundo día, una vez que el cerdo está bien oreado, se procede a descuartizarlo, separando las distintas piezas según la utilidad y tratamiento que van a tener después.

Se separan las costillas de la columna vertebral con un hacha. En esta fase del despiece, hay que tener cuidado de no dañar los lomos ya que después, y con el cuchillo, se separa la columna de los lomos y se sacan del espinazo. Seguidamente, se divide el cerdo en dos y se usa un cuchillo para retirar las costillas, eso sí, con cuidado para intentar dejar la mayor cantidad de magro en el canal.

En paralelo se van separando la carne del tocino, que irá al barreño de la botaqueña y se despieza la cabeza, separando la careta, los lados y troceando el craneo partido por dos.

Una vez retiradas las costillas, aparecen dos cintas paralelas de carne (solomillos) que van desde el cuello del animal hasta prácticamente la cadera. Para sacarlas no es preciso cuchillo, si acaso para cortar las uniones tendinosas y musculares para que no salgan al tirar. Después, sacamos la presa de entrada y la cabezada de tomo, situado en el cuello del animal. De nuevo la herramienta fundamental, el cuchillo, servirá para sacar la paletilla circundando esta zona.

Cuando se retiran las paletillas y los jamones, quedan las paredes del tórax y del abdomen, compuestas por el cuero y lomeras de tocino, piezas que se pueden trocear a gusto de cada uno.

Los jamones se cubren totalmente con sal gorda, y se dejan tantos días más uno, como Kg. pesa. Es necesario prensarlos, para lo que se utilizaban dos piedras planas y pesadas. Pasados los días de salazón se lavan, se les pone pimienta molida y se dejan orear (antes en el hueco de la chimenea). Pasado un mes, se cubren con una mezcla de agua y pimentón, y ya se podían colgar en el granero.

El tocino blanco y grueso se sala a la vez que los jamones, y después se consume como torreznos.

Los pies, espinazo, costillas, lomo, solomillos, pancetas, orejas, papadas, se ponen en una terriza grande para "enajar". (El enajo es una especie de salmuera que se hace con agua, sal, ajo molido, pimentón y orégano). Pasados tres o cuatro días se dejan secar, colgándolos en los graneros. Una vez se han oreado, las costillas y lomos se trocean, se fríen y se ponen en adobo con aceite de oliva para consumirlos a lo largo del año. El lomo también se podía embutir en la morcilla cular, para comerlo como lomo embuchado.



La cabeza se comía normalmente asada, aunque algunas personas hacían butifarra.

La carne necesaria para hacer los chorizos se obtiene al descarnar o separar la carne de los huesos, principalmente de las paletillas.

Según se va troceando todo, se va preparando el envasado al vacío para congelar.

Las manitas se parten en trozos, para dejarlas preparadas para cocinar.

Se prepara el adobo para las costillas, solomillos o las partes que decidamos conservar con este método.

Con la maquina de picar carne se procesa el chorizo para comer crudo y luego la botaqueña. Con la carne picada se hace el preparado teniendo mucho cuidado en utilizar las proporciones de ingredientes exactas.



"Del cerdo se aprovecha todo, hasta los andares". Este último refrán tiene su explicación, y es que, a parte de en el cochino es comestible absolutamente todo, tanto fresco como en las formas elaboradas de salazón y embutido: jamón, lomo, costillas, morcillas, manos, pies, orejas, chorizos, ..., también se producían otros productos :
  • Con los pelos, también llamados cerdas, se hacían cepillos.
  • La vejiga se utilizaba para guardar la manteca, y llena de aire como pelota para jugar los niños.
  • El sebo para hacían velas y para engrasar los carros.
  • La manteca como grasa para cocinar, y parra hacer jabón. Con los chicharrones que se obtienen después de derretir la manteca se elaboraban deliciosas tortas.
Ahora que está tan de moda el reciclaje de las basuras, nos podemos preguntar si hay algún animal más ecológico que el cerdo. Antes, los desperdicios que se generaban en los pueblos eran fundamentalmente de materia orgánica (restos de verduras, de patatas, ...) y era el cerdo el encargado de reciclarlo, produciendo un alimento del que se aprovechaba todo y servía como sustento principal a las familias durante todo el año.

Legislación y polémica

En el año 2007 entró en vigor en España la Ley 32/2007, de 7 de noviembre, para el cuidado de los animales, en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio. Esta ley establece que no está permitido matar el cerdo sin aturdirlo previamente. Quien mate el animal a cuchillo sin previamente aturdirlo con una descarga eléctrica será penado con una multa de hasta 600 €.

Si bien un porcentaje de la población pensaba que se había prohibido el sacrificio a cuchillo (costumbre que en los últimos años había creado una gran polémica) en realidad no ha sido así. La tradición de la matanza no se ha prohibido, sino que se ha modificado levemente el procedimiento para reducir el sufrimiento del animal. De esta forma parecen haberse solucionado, al menos parcialmente, los conflictos en relación con la matanza anual de este animal doméstico. Los métodos de muerte aprobados por la administración del Estado son la asfixia por dióxido de carbono, la electronarcosis, (descarga eléctrica en la nuca) la percusión, (puntilla) y la pistola perforadora, aunque hay que reconocer que en los pueblos la mayor parte de las matanzas se sigue haciendo al estilo tradicional, matando al animal solamente con el cuchillo.

También hay reglamentos de tipo autonómico, que generalmente por motivos de higiene, otro tema que alcanza grades niveles de preocupación en las sobrecargadas ciudades, se prohíben el sacrificio de animales fuera de los recintos expresamente autorizados como matadero y que no estén efectuados por personas cualificadas como matarifes. Por último hay con frecuencia reglamentaciones municipales, que tambien regulan esta materia, obligandola hacer fuera del casco urbano, por ejemplo, Así pues cada cual deberá enterarse previamente de la reglamentación aplicable en cada lugar pues no es uniforme para todo el país.

Desde el entorno rural se considera que la brutalidad inherente en esta palabra no se corresponde exactamente al contexto concreto en el que el cerdo es sacrificado. El trámite desde la vida y hasta la muerte para el animal es gestionado con sumo cuidado por el matarife, más que nada porque el cerdo es alimento y garantía de viabilidad para muchas economías familiares del entorno rural, de ahí que sea considerado un tesoro.

La mano sólida y curtida del profesional sujeta un cuchillo de entre 10 y 15 centímetros. La muerte del animal no es un fin en sí misma. En la práctica se busca lo mismo que en la esencia de este ritual gastronómico: la expiración del animal con el menor dolor posible. 






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